DE ADICTO A ADICTO

Por Teo Luna 
Del libro Parejas Disparejas 
Con el Alcohol que Midas, Serás Medido

 Mi enfermedad emocional, es contagiosa, mortal, es neurótica, muy neurótica, triste porque me hago mucho daño, y daño cruelmente a las personas que más quiero, lesiono severamente mis órganos abusando de sustancias tóxicas, hígado, páncreas, riñones, pulmones, cerebro, corazón y lo más cruel es que daño a mis seres queridos, transmito mi frustración dolor, impotencia, culpas, miedos, complejos y no entiendo la magnitud de mi mal, solo hasta entonces, hasta que entonces empiece a tocar fondos y en mi caso, la droga, el alcohol que al caso es lo mismo, me robaron mi dignidad, no hay borracho, ni drogadicto que no la pierda, yo la perdí, humillándome, cayéndome de borracho, quedándome dormido en las mesas de las cantinas y de los restaurantes, en las fiestas o en las casas
, yo perdía el sano juicio, igual, me humillé ante el pucher, ante aquel que me regalaba o me vendía cocaína, me volví mentiroso, aparenté una severa enfermedad con un intenso dolor de huesos para obtener recetas y comprar la morfina sintética, mi negación no me permitía ver la crueldad de mi enfermedad, mi soberbia menos, fueron mis fondos los que me ubicaron en mi realidad, tuve que sufrir de soledad, de mis delirios de persecución, de volverme loco, loco, perdiendo el tiempo de noche y durmiendo de día, obsesionado con mis celos patológicos, llegué a pesar menos de 50 kilos, toqué muchos fondos, y solo por la gracia de Dios estoy vivo. ¿Qué sucede con los jóvenes adictos? Tenemos jóvenes ingobernables, mal educados, perezosos, apáticos, rígidos, tristes, soberbios, rebeldes, inestables, callados, raros, jóvenes distantes, ajenos a la realidad y al entorno familiar, tenemos un serio problema con la juventud actual, sean niños, adolescentes, jóvenes en todos los sentidos y la realidad de las cosas son el reflejo de los patrones de conducta equivocados que en muchos casos hemos dado los padres, el pésimo ejemplo, la neurosis andando, los gritos, la mala comunicación y todo lo que suministramos, es ahora una seria consecuencia que nadie quiere asumir su responsabilidad, pero nuestros hijos, son el producto de la enseñanza que recibieron y que reciben y mas aún, si el alcoholismo y las drogas están presentes o lo estuvieron, los daños son irreversibles. Las consecuencias por alcohol y drogas, son irreversibles Esta enfermedad es crónica y mortal y se caracteriza por la pérdida de control y la incapacidad para abstenerse de beber. Aquella persona que desarrolla la dependencia al alcohol ve progresivamente afectadas todas las áreas de su vida. El deterioro físico es grave, y su vida social y familiar se ven afectadas seriamente. A lo largo del tiempo el alcoholismo también va minando la energía y los recursos de la familia y ejerce un impacto disgregador sobre ésta, aunque a corto tiempo es posible que sus miembros no perciban este hecho. El impacto del alcoholismo o drogas, como enfermedad incluye una lista de conductas negativas. Se mencionan el abuso contra el cónyuge y los hijos, tasas de divorcio muy elevado, depresión y suicidio, problemas laborales, accidentes automovilísticos, entre otros muchos fondos que tocas en todos los sentidos. Te quedas solo, muy solo.Dado que el alcohólico presenta rasgos de personalidad, actitudes y conductas disfuncionales que progresivamente le llevan a un deterioro físico, psíquico, social, familiar, laboral y económico, los hijos reaccionan tratando de controlarlo, disculparlo o esconderlo. Además experimentan una ansiedad constante y se obsesionan con la forma de beber de un padre alcohólico. Ante su impotencia para controlarlo, experimentan rabia y consecuentemente lo agreden y recriminan. Se culpan así mismos y sienten dolor. La familia Alcohólica, sufre en demasía Es claro que aquellos que conviven con el enfermo generalmente adoptan patrones de conducta similares a los de éste, sin darse cuenta de ello. Como consecuencia, los hijos se aíslan, niegan el problema y encuentran justificación a sus conductas destructivas y autodestructivas, y además desarrollan problemas emocionales y de conducta. La familia alcohólica es aquella donde la enfermedad del alcoholismo ha afectado la forma en que el sistema familiar funciona. La influencia de la enfermedad invade aspectos de la vida familiar donde todos los miembros presentan conductas manipuladoras, deshonestas, distantes y agresivas. En general, la atmósfera familiar se caracteriza por ser impredecible y caótica.Los hijos de padres alcohólicos buscan adaptarse al sistema familiar enfermo y tienden a establecer relaciones interpersonales confusas y a presentar conflictos intrapsíquicos durante la adultez, los cuales se originaron en un contexto enfermo, donde a los hijos se les negó atención, disciplina consistente, buenos ejemplos, buenos hábitos, valores, códigos de comunicación y ambiente de seguridad. El huracán rugiente, mata la armonía del hogar No todos los hijos de alcohólicos se ven afectados del mismo modo, pero sus dificultades emocionales al llegar a adultos se relacionan con el hecho de haber crecido con un padre o madre alcohólicos. Las consecuencias de la enfermedad se reflejan en el nivel de disfuncionalidad de la familia y esto tiene un efecto directo en el daño emocional y físico ocasionado a los hijos. La familia vive episodios de violencia entre sus miembros y es frecuente que los hijos sufran severos traumas emocionales con lo que sus vidas se ven seriamente afectadas aún en la edad adulta. Los efectos principales que se han observado en los hijos de alcohólicos son: baja autoestima, miedos, complejos, desconfianza, desafío, agresión, ansiedad, conflicto con la autoridad y necesidades insatisfechas durante la infancia, la niñez y la adolescencia. En un sistema familiar alcohólico, no sólo el enfermo comete actos violentos, sino que los otros adultos en la familia también se comportan violentamente entre ellos y con los hijos. Los hermanos mayores frecuentemente dirigen su ira y frustración hacia los hermanos más jóvenes y, aún en la familia que no sufre violencia física, gritos o expresiones de ira y que puede parecer funcional, la amenaza de ello es constante y la violencia emocional esta presente. Lo anterior debido a que los comportamientos alcohólicos crean un ambiente altamente estresante, por demás neurótico. Los hijos de alcohólicos están expuestos a un ambiente que es rígido, con frecuencia caótico y donde existe presión por mantener oculto lo que es obvio. Además los hijos dentro de una familia donde está presente la enfermedad, a menudo viven angustiados y en el abandono. Estos hijos establecen reglas de comportamiento y adoptan diferentes roles en la familia en su esfuerzo por encontrar orden y estabilidad en una situación de inestabilidad constante. La codependencia, tiene una razón de ser Por lo tanto, los hijos que han crecido en este ambiente de desestructura y desorganización, cuando adultos son inflexibles, no se adaptan con facilidad ni se permiten cambiar. El origen de ésta rigidez proviene de la forma en que luchan por adaptarse y por encontrar algo de seguridad, ya que el comportamiento del alcohólico se torna cada vez más impredecible. El haber crecido bajo una regla de inaccesibilidad y de rigidez implica el que, cuando adultos, los hijos de alcohólicos experimenten, actúen y vivan la necesidad de controlar o de depender de alguien. Otra regla en la familia del alcohólico es la de no poder hablar de lo que sucede. Esta regla de no hablar es tan fuerte que cuando adultos, los hijos llegan a tener dificultad para expresarse. No se puede hablar de lo que se oye, se escucha o se siente. Los hijos experimentan dolor, temor y coraje. Estos sentimientos están directamente relacionados con el comportamiento del padre alcohólico. Para contrarrestar, los hijos se reprimen, pero a costa de su salud y bienestar emocional, así como en decremento de su habilidad para funcionar honesta y abiertamente aún en la adultez. Otra regla que rige al hijo de alcohólico es la necesidad de negar lo que sucede, para afirmar que no existe necesidad de cambiar nada y así reforzar la cerrazón. Antes de nacer, los hijos están sentenciados al fracaso, a sufrir. En su familia tuvo que reprimirse, ya que ésta no permitía que expresara sus sentimientos. La dificultad para confiar en los demás en la vida adulta, está relacionada con el hecho de no haber podido confiar en sus padres. El abandono que experimenta el hijo de alcohólico le ocasiona dolor y esto incluye a su vez sentimientos de soledad y tristeza que aunque se empeñe en cubrir se reflejan en sus conductas y actitudes. En general, a los hijos de alcohólicos se les dificulta relajarse, padecen cefalea, hombros tensos o dolor de espalda como resultado de haber crecido en un ambiente altamente tensiónate. En su relación sexual es frecuente que presenten incapacidad para desempeñarse adecuadamente. Los desórdenes gastrointestinales tales como úlceras, constipación crónica, diarrea y acidez estomacal también son comunes. Lo anterior debido a que reprimir sus emociones les ocasiona este tipo de problemas. Igualmente presentan trastornos relacionados con el estrés como gripas frecuentes, dificultad para dormir, una mayor incidencia de cáncer así como un estado general de fatiga. Siempre se juntan, garrita con garrita, hijos de neuróticos y alcohólicos Como consecuencia de haber vivido una necesidad imperiosa de adaptarse y sobrevivir al comportamiento impredecible y en ocasiones amenazante del enfermo y de la familia en general, el hijo del alcohólico desarrolla una predisposición para buscar situaciones de conflicto. En su familia vivió de una crisis a otra, cuando ésta no se presenta la busca, esto lo mantiene activo y lo hace sentir útil, además de que le impide verse a sí mismo, un aspecto que por lo regular rehúye. La manipulación es característica, debido a su necesidad de controlar y buscar que sus necesidades sean satisfechas, ya que cuando niño ante la carencia de afecto, atención y reconocimiento aprendió a manipular para obtener la atención de sus padres o de otros adultos. Asimismo, le es difícil establecer relaciones íntimas satisfactorias. La intimidad requiere de confianza, comunicación y habilidad para resolver conflictos, y el hijo de padres alcohólicos aprendió a no confiar, a no expresar sus sentimientos y a no hablar de lo que desea. La incapacidad que experimenta para disfrutar de la vida también está relacionada con la necesidad de controlar. El mal emocional viene de una generación a otra Para que el panorama desastroso cambie, requerimos comenzar a cambiar nosotros mismos y que mejor, hacer un cambio guía por los niños y jóvenes.Es lo que necesitamos, no corregir mañas, sino crear costumbres, es decir, reciclar nuevas generaciones, libres del dolor, de la herencia neurótica, crear generaciones con una mentalidad acorde, dándoles el blindaje y la protección que requieren esos seres humanos que llegan a este mundo, predispuestos, sentenciados a sufrir en una maldita enfermedad que viene de una generación a otra, de abuelos a padres, de padres a hijos y de hijos a hijos y es el cuento de nunca acabar, – Nacidos para perder.- La personalidad insegura, describe el daño heredado Le apuesto a la prevención, esta enfermedad debe ser tomada con seriedad y respeto, no podemos improvisar, hay que capacitar a los maestros de primaria, secundaria, bachilleres y profesional, hay que trabajar en ellos, prepararlos, para que emocionalmente puedan dar clases de auto estima, miedos, complejos, frustración, traumas, que los estudiantes, aprendan desde la primaria a manejar sus emociones, a expresarse, a hablar en público, hablar sin miedo, hablar con éxito, que aprendan a conocerse a ver sus orígenes, el auto control emocional, que se les fomenten herramientas para el desarrollo humano, que se les den clases de motivación, se siembre en ello, un cambio de actitud positiva desde niños, que se hagan salones especiales para este tipo de clases, donde los niños logren la identidad consigo mismo, obtengan su liderazgo, aprender a aplicar los valores, con información, con dinámicas que les permitan mostrar un mensaje corporal libre, auténtico, un mensaje facial digno, sonriente, abierto y no el mensaje que vemos en infinidad de maestros, en infinidad de padres, en infinidad de niños, que es un mensaje rígido, triste, apagado y en blanco y negro.- A grandes males, grandes remedios. Hay demasiada ignorancia, respecto a los daños emocionales Por desgracia, no es solo alcohol y drogas, son los códigos de conducta, de comunicación, de convivencia los que están violentados, la falta de respeto de los padres hacia los hijos, la mentiras, el mal ejemplo, el trato neurótico, el suministro de miedos, la ausencia y la misma identidad familiar, son factores que han lesionado severamente a los jóvenes, el problema no estriba en los jóvenes, estriba en muchos casos en los padres y yo veo constantemente el sufrimiento de ambas partes, la negación, la maldita enfermedad en vivo y a todo color y cuando una madre neurótica se acerca a mi para que le ayude a anexar a su hijo, le digo que la que debería estar anexada seria ella, por neurótica. A grandes males, grandes remedios.

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