MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo
*** Designación de auditor; otro examen para el Congreso

Ante el crecimiento gradual de una cultura que reclama mayor transparencia y una real rendición de cuentas, el reto de la designación del nuevo titular de la Auditoría General del Estado, por sus siglas AGE, es mayúsculo para los legisladores de Guerrero. No se trata de la designación de un servidor público más, sino de quien tendrá la responsabilidad de garantizar al pueblo, que sus impuestos se han aplicado de manera eficiente y con verdadero sentido social y humano.

Así es. La renuncia de Arturo Latabán López después de las filtraciones de información y la falta de coordinación que tenía con los auditores especiales, nos revela que el Congreso debe poner especial interés en la nueva estructuración del órgano fiscalizador, en donde además de un buen liderazgo, se requiere de gente con un alto grado de compromiso social, a efecto de que no imperen los intereses personales o de grupo.
El momento histórico, no está para la designación de un buen amigo o algún personaje leal a algún partido político. La AGE, según nos revela la historia, no ha sido ese monumento que proyecte transparencia y servicio. Sino una forma vil, para seguir acrecentando los vicios de complicidad y malos manejos. Y como no habría de ser así, cuando un ex auditor, no pensaba en servir, sino en despacharse con la cuchara grande. ¿Alguien recuerda con cuanto se fue Ignacio Rendón de retiro? 
La salida de Arturo Latabán, ligado al Zeferinato, no es muy clara. Muchas dudas quedan en el aire. Se debe decir, que es sano su egreso de la institución, porque sin coordinación no se pueden esperar buenos resultados. Todo en la vida necesita equilibrio. Y eso era lo que menos había en la AGE. Tan cierto es, que las filtraciones son un ejemplo claro de ello. Sin embargo, es inquietante que algunos actores políticos, se hayan irritado por la revelación de datos que tienen que ver con el ejercicio de dinero público. Durante el caso, les preocupó más la filtración y correr al auditor, que el compromiso a favor de la transparencia total. Al fino estilo del legado de la revolución francesa, quitaron el valor de la justicia, para poner por delante el perfume de la fraternidad. Todos son amigos y hermanos del mismo dolor. Por ende, nadie debe quedar sin la cabeza sobre los hombros. 
Lo que ahora, con la designación del nuevo auditor, no debieran perder de vista los diputados locales. Es que el principal objetivo no es satisfacer los deseos de un grupo o partido, sino la vigilancia escrupulosa de la aplicación y ejercicio de los recursos públicos.
Es insuficiente el perfil académico y profesional. Tal y como lo ha referido el diputado Evencio Romero, es necesario apostar también por otros atributos, siendo el primero la honestidad, que es fruto de una persona que posee estabilidad emocional. Quien goza del control de sus emociones tiene gusto por la verdad y la transparencia. No tiene ansiedad porque le reconozcan sus logros. Es impulsor y catalizador de cambios. Y lo más importante, su equilibrio lo lleva a ser una persona confiable. Creo que ese es el gran reto que tienen los diputados, encontrar a un personaje acorde a la exigencia de la cultura de la transparencia y rendición de cuentas.
No es sencilla, la tarea que tienen los legisladores. Recordar que el nuevo auditor tendrá vigencia en el cargo por los próximos siete años. El que falta a éste gobierno y los seis del siguiente. Por esa razón, no deben quedar dudas o sospechas, sobre una designación, que solamente sirva para cuidar espaldas e intereses. De esa magnitud, es el reto histórico que tiene el Congreso de Guerrero. Esa es la cuestión.

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