EL VERDADERO AMOR

Por (María Guadalupe Ramírez Vázquez) (Alumna del CAED Zihuatanejo)
Mi historia empieza así: desde antes de mi nacimiento fui una niña muy querida y muy deseada, ¿Cómo lo sé? pues porque con el tiempo mis padres me lo dijeron; aunque mis papás todavía no me conocían ni sabían cómo iba a nacer ya me esperaban con ansías, me querían estrechar entre sus brazos, por lo que el momento de mi nacimiento fue muy emotivo y especial, ya que nadie se imaginaba que nacería con una malformación congénita en una de mis manitas…
la derecha; pero eso no fue un motivo de rechazo de parte de ellos, sino todo lo contrario, me amaron mucho más, lo importante es que nací viva gracias a DIOS, y estoy aquí tal vez por un propósito; recuerdo que mis padres me cuidaron, me protegieron y siempre se esforzaron por darme lo mejor, tanto en educación como en alimentación, en mis cosas personales, en la escuela, en fin, en muchas cosas… Pero sobre todo en darme mucho amor ya que era hija única, cómo nací con esta discapacidad me vi sometida a varias operaciones e injertos para tratar de reconstruir lo más que se pudiera y que me fuera útil para mi vida diaria; ¿Y quiénes estaban ahí desvelándose, preocupándose, sin comer, dando de vueltas en los pasillos fuera del quirófano esperando con mucha preocupación que su pequeña hija saliera bien de la operación?... ¡Mis padres!

 Por eso y por muchas otras cosas más los amo, son todo para mí, porque estuvieron y siguen estando conmigo en las buenas y en las malas, siempre me han dado su apoyo incondicional. Mi infancia fue algo difícil, ya que las burlas, las críticas, lo que ahora le llamamos bullying estaba siempre presente con algunos de mis vecinitos, con algunos de mis compañeros de la escuela, con la sociedad en general, por lo de mi manita, pero con el paso del tiempo me importaban menos sus comentarios ya que mi mamá me decía:
 ¡Que por tener mi manita así soy muy espacial para DIOS! eso me reconfortaba, me decía  que no les hiciera caso, pero también tuve momentos muy felices, ya que mi discapacidad no me impedía brincar, correr, gritar, bailar, saltar, comer, estudiar, bañarme, etc., jugaba con mis amiguitos a muchos juegos divertidos que ahora, con el paso del tiempo, se han perdido, como por ejemplo: a las escondidas, a las atrapadas, al bateado, al venadito, a la cebollita, etc. ¡Qué tiempos aquellos! 
 Desde niña me esforcé mucho en la escuela para sacar las mejores calificaciones, quería que mis padres se sintieran orgullosos de mí, y lo conseguí, aunque no fue suficiente, ya que no logré ser de la escolta porque éramos varios con buen promedio, pero gracias a DIOS, en la secundaria me esforcé mucho más y lo conseguí, ser parte de la escolta fue el resultado de mí esfuerzo, y no sólo eso, sino que logré obtener una beca por mis excelentes calificaciones; todo iba muy bien, logré ingresar al Conalep con un buen promedio, siendo de las mejores siempre; obtuve un seguro de vida y continuaba con mi beca; yo soñaba con ser Bióloga Marina, Doctora o Licenciada en Derecho, y lo mejor de todo es que contaba con todo el apoyo de mis padres; hasta que lamentablemente un día cometí el peor error de mi vida… abandonar mis estudios por juntarme a vivir con un muchacho; todo lo que había logrado, lo que había conseguido con tanto esfuerzo y con el apoyo de mis padres, se fue a la basura, lo que más me dolió fue haberles fallado a mis padres, defraudarlos de esa forma, no pensé en las consecuencias, me habló muy bonito y yo de tonta caí, ojalá que muchas chicas no cometan el mismo error de abandonar sus estudios por casarse; primero prepárense y quien las vaya a querer las tiene que apoyar en todo, lo importante es que mis ganas de seguir estudiando y preparándome ahí están.
 Estudié el CNCI, pero con el tiempo desapareció y mi carrera quedó incompleta; me embaracé de mi primer hijo: mí Juan José, me sentí la mujer más afortunada y dichosa por haber sido bendecida por DIOS; tres años después me embaracé de mi segundo hijo: mi José María ¡woow! Que felicidad, y después de mi tercer hijo: mi Mario Alberto… me siento la mujer más afortunada del mundo porque tengo a mis tres hijos conmigo. ¡Pienso yo! ¡Que falta me hace el estudio ahora!, porque a donde quiera que voy a pedir trabajo me piden estudios, prepa o bachillerato; nunca es tarde para estudiar y prepararse, tengo muchas cosas importantes a mi favor, mis ganas de seguir estudiando, a mis padres, y lo más importante, Mis Tres Hijos, mis amores, mis motores, mis tesoros más valiosos, lo que más amo en la vida, mis tres mosqueteros, como yo les digo !jijiji!; mis peques me han inyectado más ganas para seguir estudiando y ahora me encuentro estudiando el Bachillerato No Escolarizado para Personas con Discapacidad y me siento muy contenta por eso,  por ellos, por mí misma y con la gracia de DIOS, lograré salir adelante. 
(Alumna del CAED Zihuatanejo)

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