MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** Gobierno de humildad y sencillez

Establecer o implantar un sello no es cuestión de palabras. Se requiere de acciones. Por eso y con justa razón, se dice que el infierno está lleno de buenas intenciones. Lo que realmente vale, es lo que se predica en los hechos. Creo que eso lo tiene bien claro el Gobernador Rogelio Ortega Martínez, quien consciente de la responsabilidad que ha sido puesta en sus manos, y en un momento crítico de la historia del estado, parece apostar a crear un gobierno con la marca de la humildad y la sencillez, en donde la cercanía con la gente sea la constante.

Así es. Durante la reciente reunión de gabinete, el mandatario estatal, según lo difundido desde la esfera oficial, hizo un llamado a sus colaboradores, para que su trabajo se ajuste a dos virtudes: La humildad y sencillez, enfocando todos sus esfuerzos en dar respuesta a las demandas sociales. Y creo, por como están las cosas, es una buena señal, que debe permitir al nuevo gobierno, fortalecer sus lazos con el pueblo, especialmente, con los familiares de los fallecidos y desaparecidos, por los lamentables, cuestionables y repudiables hechos del 26 y 27 de septiembre pasado.
Lo mejor del caso, es que en los últimos días, el gobernador ha emprendido una serie de giras de trabajo y eventos, en donde ha privilegiado su cercanía con la gente. Así se le vio por las calles de Iguala de la Independencia. Lo mismo en el mercado central de Chilpancingo. Y en eventos, como en las jornadas Alarconianas de su natal Taxco, o en la entrega de más viviendas para los damnificados por los fenómenos naturales, Ingrid y Manuel, concretamente en el lugar emblemático: la pintada.
La actitud del mandatario, Ortega Martínez, es el mejor discurso que puede pronunciar, ya que si bien es cierto, tiene toda la autoridad para pedir, por medio de la palabra, a sus colaboradores, que trabajen con humildad y sencillez, lo hace mejor en los hechos, cuando va al encuentro de la gente. Los saluda de manera franca y directa, escuchando con atención los planteamientos. Esa es una forma, que da mayor autoridad.
Si el gobernador camina y escucha a la gente en las calles, es un ejemplo claro de que está abierto al dialogo y que su interés, con toda la humildad, es de que en Guerrero, no solamente se trabaje en paz, sino que se busque restablecer por completo la armonía, y especialmente, atendiendo de manera puntual a los familiares de los muertos y desaparecidos del caso Ayotzinapa. No podemos decir lo mismo, de quienes se han colgado de esta barbarie para llevar agua a su molino o para buscar crear las condiciones para limpiarle a alguien el camino rumbo al poder. Porque eso es deleznable, como también lo es, la impunidad y la colusión entre funcionarios y delincuentes.
Las señales que ha enviado, en los últimos días el gobernador, parecen claras en el sentido de trabajar por ese nuevo Guerrero que se ha anunciado por la federación con bombo y platillo. Pero más aún, que para fortalecer ese trayecto, es importante que toda la estructura de gobierno trabaje bajo un mismo esquema. Y bajo dos virtudes fundamentales: Humildad y sencillez. Que no significa debilidad, sino apostar por el dialogo que conduzca a la estabilidad social y política, que la gran mayoría desea.
La cercanía con la gente que ha comenzado a concretar el gobernador Ortega Martínez, es el mejor mensaje que puede dar a sus colaboradores, en un momento, en donde precisamente, lo que se requiere, es de un gobierno que trabaje con humidad y sencillez. Esa es la cuestión.

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