MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** ASTUDILLO Y LA PARTE QUE SIGUE DEL PROCESO

Los planes y estrategias se diseñan para ganar. Para alcanzar un objetivo. Para llegar a la cima. Nadie prepara un plan para perder o ir hacia el barranco. Desde ese ángulo, es evidente que la postulación del futuro candidato del PRI a la Gubernatura, Héctor Astudillo Flores, está dibujada para que ese partido intente recuperar lo que hace más de diez años era suyo: El gobierno de Guerrero. Pensar en que el partido tricolor apuesta a perder es un error.
La inversión en tiempo y energía de mucha gente está en juego. Los anhelos de muchos también lo están. Y, porque no decirlo, la ambición de unos tantos.
Así es. Las cartas del PRI ya están echadas. Buscará recuperar la gubernatura llevando como candidato a quien hace diez años sucumbió ante Zeferino Torreblanca y las traiciones de quienes abandonaron el barco priísta. Además, de los que se quedaron y desde ahí le jugaron las contras. Héctor Astudillo, tengo entendido, ha dicho que aquella experiencia lo ha fortalecido. Y de hecho, en el terreno práctico de la vida y el éxito, hay que decirlo, sirven más los fracasos y las derrotas, que los triunfos. En ese aspecto, el futuro abanderado del partido tricolor ya sabe cómo se bailan esas danzas. Conoce y tiene plena conciencia del reto y objetivo que tiene enfrente. El escenario no luce fácil. Como se dice coloquialmente, no será un día de recreo.
La idea, de hacer candidato a Héctor Astudillo, me queda claro, es porque el PRI busca ganar la gubernatura. El objetivo es claro. El punto es ver, porque cauce va el proceso para lograrlo. De entrada, es evidente que la candidatura es fruto de la alianza tejida con el también ex candidato a gobernador, Manuel Añorve Baños. Es obvio que le cerraron el paso al alcalde Mario Moreno Arcos, a quien aún le siguen cobrando factura por las elecciones de 2011, en donde el Aguirrismo masacró al PRI en la capital del estado. Es palpable, que los anhelos de quienes apoyan al actual dirigente del PRI, Cuauhtémoc Salgado Romero, podrían estar lastimados. No creo, que haya sido una mera ocurrencia del senador René Juárez Cisneros, aquello de la búsqueda de un candidato externo. No sé, si el proceso, hasta hoy, sea el más adecuado para el PRI, en la búsqueda del objetivo que persigue.   
Héctor Astudillo y Manuel Añorve padecieron, en 2005 y 2011, respectivamente, el sabor de la derrota, en razón de un PRI dividido. Las fracturas fueron sumamente costosas. La salida del Renejuarista, de aquél entonces, Carlos Sánchez Barrios, y demás amigos del ex gobernador y hoy senador, le pegaron a Astudillo Flores. En el caso de Añorve Baños, le pegó duro la salida de Ángel Aguirre Rivero y el éxodo de miles de priístas.
La experiencia nos indica que el proceso no fue el adecuado. El objetivo era el mismo. Las fallas en el camino para lograrlo, trajeron el fatal resultado para su causa. Hoy, a diez años de la alternancia en Guerrero, el PRI tiene la oportunidad de revertir la situación. El punto es, ver si ahora reencauzan mejor el proceso. En el discurso se habla de unidad y en los hechos se aprecia que les hace falta un buen trecho para alcanzarla.
Héctor Astudillo es un político de mucha experiencia. Creo que sabe, y muy bien, que haber alcanzado la candidatura no era el objetivo. Sino un simple escalón del proceso. Que lo más importante está por venir. Y es ahí, en lo que sigue, en los siguientes metros y kilómetros por recorrer, en donde se establecerá la diferencia. 
Habría que ver, si en los próximos días, Astudillo Flores se puede convertir en el imán que necesita el PRI para llegar unido y sumamente fuerte a la cita electoral. Viene, la parte seria del proceso. Esa es la cuestión.

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