MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** El puntero en Chilpancingo

Leyendo a Bernardo Stamateas, autor de “Gente Toxica”, recuerdo haber encontrado una historia que se titula: “el camión de la basura”. En ella, refiere que en unos de sus viajes, abordó el taxi y le pidió que lo llevara al lugar donde tenía ya su reservación. Al iniciar su recorrido, por poco es embestido por otro vehículo, cuyo conductor pese a su imprudencia, lejos de disculparse, todavía lanzó improperios en contra del taxista.  

Así es. El conductor del taxi no contesto en la misma intensidad. Solamente se concretó a sonreír y siguió su marcha. Iba detrás del vehículo que casi lo embiste, y veía como a su paso iba lanzando insultos a diestra y siniestra. Ante la sonrisa del taxista que no decaía, Stamateas dice que le preguntó la razón de su actitud. La respuesta, dijo el conductor, tiene que ver con la anécdota del camión de la basura, señalando justo a uno que pasaba cerca de ellos.
Le invitó a ver que sucedía con el camión, “Ya viste que todos sacan sus desechos, su basura pues, para echarla en el camión. Y al final de cuentas, el vehículo recolector se va bien repleto de basura”. En la vida, agregó el conductor, hay personas que nos quieren tomar como camión de basura, echándonos encima todos sus desechos emocionales y mentales. En cada persona está la decisión de aceptar cargar con esa suciedad y convertirse o no en camión de basura. 
Por su parte, el taxista había decidido vivir libre de todas esas toxinas, como las que iba lanzado el conductor del carro que casi lo embiste. El punto es, que las frustraciones e insatisfacciones de algunos, no deben marcar el rumbo de nuestros días, ni mucho menos el logro de objetivos, metas y sueños. Simplemente, entender que no somos camiones recolectores de basura, para andar recibiendo desechos de otras personas.
Lo anterior, podemos verlo en la cuestión política, en donde las campañas negativas están a la orden del día. Hoy los detractores del futuro candidato del PRI a la gubernatura, Héctor Astudillo Flores, se dan vuelo. Y en el caso de Chilpancingo, se han lanzado en contra del diputado federal, Jorge Salgado Parra, quien luce como el mejor posicionado rumbo a la presidencia municipal y con enormes posibilidades de ganar las próximas elecciones.
Es natural que salgan a luz esas campañas que buscan el descredito. Lo es, por lo que está en juego. Sin embargo, el fin no justifica los medios. Es obvio, que detrás de esas acciones, existe el objetivo de beneficiar a otros proyectos. Porque así de sucio se suele jugar.
En el caso de Jorge Salgado Parra, creo que hasta hoy, ha hecho bien su trabajo. Es innegable que ha cumplido a carta cabal con gran parte de sus responsabilidades. Y lo escribo así, porque su verdadera tarea es hacer bien lo que le toca y lo está haciendo. Ha regresado a donde fue a pedir el voto. Ha participado de manera eficaz en sus actividades legislativas. Ha gestionado millonarios recursos para obras. Ha sido solidario con mucha gente de su distrito. Por eso es natural que tenga muy buenos números en las encuestas y que éstas lo ubiquen como el más fuerte y serio aspirante para la alcaldía.
Y por eso es entendible que lo busquen desacreditar. Lo importante aquí, es que creo que el joven diputado, ha hecho caso a la anécdota del camión de la basura, porque lejos de ponerse a recolectar y hacer eco a la suciedad, mantiene la sonrisa como el taxista y sigue adelante con el trayecto planeado. Mientras otros lanzan toxinas, Jorge Salgado Parra, acompañado de su esposa, Sra. Alondra Marroquín, así como de su equipo de trabajo, siguen estando cerca de la gente. Y creo, que esa puede ser parte de la fórmula para que alcance su próximo reto.
El rumbo de los sueños y proyectos no debe ser movido por los desechos que lancen otros. Esa es la cuestión.

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