Contraloría Política

(O cambian los partidos políticos o los cambian)

Analizando los resultados de la elección celebrada el día 6 del presente mes, observamos varias lecturas o mensajes que da nuestro pueblo, lo cual me permitiré comentar en este espacio, sin pretender ser un analista político, sino como un ciudadano más interesado en el quehacer de nuestro país y convencido de que la democracia es el único camino a seguir.

Primera lectura: El pueblo en general, votante o no, dio una clara muestra de madurez civil, política y democrática, lo que permitió unas elecciones en paz, con incidentes (propios de toda contienda y apasionamiento electoral), que no influirán en el resultado final. Esto demuestra que Guerrero es un Estado que ha adquirido su mayoría de edad política desde hace muchos años y que protesta y se inconforma como debe ser, cuando se comete cualquier tipo de injusticia.
Segunda lectura: Un Partido apolítico perdió sus ayuntamientos debido a la mala o pésima administración que realizo su Presidente Municipal, lo que demuestra la exigencia de los gobernados y su demanda por tener mejores autoridades; pero sobre todo, que los Institutos Políticos se desligan o despreocupan de la buena administración o función que deben desarrollar sus candidatos una vez que ocupan los cargos públicos, así como,también de la rendición de cuentas del funcionario a su Partido.
Tercera lectura: La mayoría de los candidatos perdedores, son ex servidores públicos, quienes por su función o trabajo, no vivían en el Municipio o Distrito por el que contendieron. El mensaje es que el pueblo quiere como candidato y autoridad, al que viva o trabaje en el lugar por el que contienda, independientemente que sea originario o no del mis o. La falta de arraigo fue otra razón del voto en contra.
Cuarta lectura: Sin duda alguna, el ciudadano ratifica y refrenda el trabajo de un buen gobernante, dándole su voto (de confianza) al partido que lo propuso, para que el candidato a sustituirlo continúe con su labor, siempre y cuando también sea un buen candidato (aunque desconozca el trabajo que vaya a realizar, pero contando con la confianza a priori de que será la misma labor que desarrolló su antecesor, por estar respaldado por el mismo Instituto Político).
De todas estas lecturas y como acostumbramos a hacerlo, nos permitimos proponer (si se quieren ganar las elecciones y por lo tanTo continuar gobernando), la creación de una CONTRALORÍA POLÍTICA, dependiente de los Partidos Políticos, para que verdaderamente sean éstos, los que vigilen el desempeño de las autoridades que fueron elegidas a propuesta de su Partido, a fin de que se les exija el cumplimiento (para empezar), de sus promesas de campaña y posteriormente, de sus planes o programas de trabajo, prestación de servicios públicos y de atención a las clases más desprotegidas y no como sucede en la actualidad, que una vez que el candidato toma posesión de su cargo, tanto el como,su Partido, se desligan de sus promesas, sin  que exista compromiso alguno del elegido con su Partido. Esto no implica preferencias partidistas, sino rendición de cuentas.
Dicha Contraloría deberá basarse en un Código de Conducta o de Ética Política, que regularía sus funciones y aplicaría castigos al mal Servidor Público. Visitaría continuamente los Municipios gobernados por su Instituto Político, a fin de vigilar la obra pública de la autoridad y atender las demandas y quejas de la población. Incluso, dicho Código establecería que la Contraloría referida, promueva ante la fracción de su partido en el H. Congreso Local, el inicio de juicio político y destitución de quién no cumpla con la ley, con sus responsabilidades o cometa actos de corrupción.
Un Partido Político no es un hacedor de candidatos, sino el vínculo e interlocutor con la sociedad civil en la política mexicana, por lo que su función no debe limitarse a las elecciones, sino al contrario, debe desarrollar un trabajo político con la población en todo tiempo, para lograr triunfos electorales.
NOTA.- Este artículo lo publiqué en la prensa Local de Chilpancingo, en octubre de 2002, hace más de 13 años y aparece en mi libro, “Opinión Jurídica”, pero que sigue más que vigente, de acuerdo a los resultados de la elección del domingo pasado (7 de junio).

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