MEMORÁNDUM

Las locas acciones de los ayotzis

Roberto Santos
No cabe duda que el vocero de los padres de los 43 desaparecidos de la normal de Ayotzinapa, ya aprendió. Adquirió el noble arte de mentir. Sabe que una mentira puede ser creíble para gran parte de la población, sobre todo por quienes los siguen en sus acciones para recuperar sus hijos. 

Señalar que el contingente de los estudiantes de Ayotzinapa y cetegistas, fueron recibidos violentamente por los policías que resguardaban el Congreso local y por ello culpar al nuevo gobierno, de quien dicen no han recibido ninguna muestra de diálogo hacia ellos, es falso.
Está claro por los videos que circulan en las redes que quienes agredieron a los uniformados en el Congreso fueron los manifestantes. Los cohetones y bombas molotov que lanzan en contra de un grupo de policías, acompañado de carcajadas por parte de normalistas no deja ninguna duda: su actuación no solo es irresponsable, también es criminal.  
¿Por qué recurrir a la violencia si de eso la sociedad guerrerense está cansada? ¿Por qué no aceptar la oferta de diálogo de un político que apenas está tomando posesión, y con ello también tender la mano en un acto de civilidad?  
En el país no existe escuela alguna donde los estudiantes puedan salir a la calle y apedrear a los policías y menos atacarlos con cohetones y bombas molotov sin ser expulsados y castigados. 
Tampoco se sabe de internado donde los estudiantes  egresan y reciben plaza sin haber estado cuando menos el 50 por ciento en las aulas, pues para quienes los dirigen ideológica y políticamente, es más importante que se conduzcan en manifestaciones en contra del gobierno que adquirir conocimientos.
Solucionar el caso de los 43 desparecidos es verdaderamente apremiante, y eso si representa un problema que tendrá que enfrentar el gobierno de Héctor Astudillo, aunque nada haya tenido que ver, pero seguir padeciendo por parte de la sociedad el actuar violento e irracional de los estudiantes por causas inexistentes, debe llegar a su fin. 
No queda más que pasar a la etapa del diálogo y entendimiento, y para eso debe haber confianza entre quienes se sienten a buscar acuerdos. Pero debe ser entre padres de los jóvenes desaparecidos y los abogados que los representan, y el nuevo gobierno. 
Los normalistas aparentemente traen su propia agenda, aunque la principal sería elevar el nivel académico, aparejado a encontrar a sus compañeros que mandaron a requisar autobuses a Iguala, con la única experiencia de gritarles consignas dizque revolucionarias a los polis de Tixtla en la madrugada de esa semana de capacitación o entrenamiento, donde lo importante no es demostrar nivel académico si no disposición para acatar las locas acciones que se les ocurre al comité estudiantil de Ayotzi. 

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