Trazos…Time

*El manejo de los conflictos de Peña Nieto

Federico Nogueda 
“no me ayudes compadre”… Duarte
El último conflicto más reciente del presidente Enrique es sin duda el caso del gobernador de Veracruz Cesar Duarte, quien se ha vuelto un dolor de cabeza ante la próxima elección a gobernador en ese estado. 

Hay una percepción a nivel nacional del mal manejo que le dan los responsables en comunicación al jefe del Ejecutivo federal, se concentran más en su imagen de presidente, que en los problemas de la nación.
El caso más doloroso donde se los comieron fue el de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, de todos era sabido que el epicentro del fenómeno fue en Iguala, que es México, no así en el DF donde reside el presidente.
El gobierno federal no opero rápido en el manejo de la comunicación, espero caballerosamente que fuera el gobernador en ese entonces, pero como gran fajador político que sigue siendo Ángel Aguirre, también dio largas quizás para que toda la bomba no le explotara solo a él.
En ese sentido junto con los “Chuchos”  le endosaron el fenómeno a Enrique presidente, hábilmente Jesús Zambrano todavía dirigente nacional del PRD, declaraba en la Ciudad de México contra Peña Nieto, prácticamente echándole toda la culpa de los sucesos.
Ellos sínicamente se lo sacudían momentáneamente, pero sin proponérselo su éxito fue total, casi toda la culpa fue para la federación, cuando la comunicación del presidente Enrique quiso reaccionar, ya era tarde la precepción de la ciudadanía era como la habían manejado la dirigencia nacional del PRD.
Jamás la comunicación del gobierno federal pudo cambiar la percepción del linchamiento contra el presidente, sin la menor intención en este análisis de quitar su responsabilidad, ni nada en particular con el PRD, sino la de cautivar la inteligencia de la precisión.  
El endose fue mortal, aunque también el PRD cosechó lo suyo pero hoy a quien siguen no son a los “Chuchos”, ni al ex gobernador Aguirre, sino a Enrique presidente.
En estos momentos tiene otro conflicto que también su comunicación  no ha operado, el caso del todavía gobernador de Veracruz, Cesar Duarte, quien es acusado de corrupción y  sus críticos, como ciudadanos de homicidios de periodistas sin comprobárselo.
Se especuló la semana pasada que el gobernador Duarte fue llamado por la Secretaría de Gobernación Federal, donde se supone que le pidieron su renuncia, pero de una manera muy educada.
Dícese, que el gobernador Duarte pidió una oportunidad y que se comprometió a ganar la elección, y toda hace indicar hasta ahorita que fue concedida, lo que se puede observar es que el gobernador pidió ese plazo quizás con el fin de comenzar a limpiarse de todo lo que lo acusan para salvarse ante el juicio ciudadano, o quizás también para buscar otros culpables.
Sin duda alguna el caso del gobernador Duarte es para que le hubiera dicho así Gobernación: “ señor gobernador de Veracruz, la situación social, política y económica en su estado, se han vuelto muy difíciles, no hay condiciones sociales para que usted siga en el cargo, hay gran irritación social sobre su figura como gobernador, peligra el triunfo de la gubernatura de su partido, por lo cual presénteme su renuncia de inmediato en un término de 5 días.
Así le hubieran dicho también al ex gobernador de Guerrero por el caso Ayotzinapa, la presidencia se hubiera evitado menos desprestigio. La idea es que la figura presidencial ejerza ese poder que siempre se le ha caracterizado a lo largo dela historia. 
No es autoritarismo, es el juego del poder a esos niveles no se trata de que si quieres o no quieres, simplemente te vas porque sabes en lo que te has metido, o atente a las consecuencias de dejarte solo por los delitos de que se te imputan.
Al ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, el también ex presidente Zedillo por medio de su secretario de Gobernación, no le dieron chance de nada, pidió permiso muy pronto. 
De no salir el todavía gobernador Duarte de Veracruz, la elección se perfila a una exitosa derrota, porque se imaginan al gobernador repudiado haciendo campaña a favor de un candidato, “no me ayudes compadre”.

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