MEMORÁNDUM

***Se voló la barda el peje
Gerardo Ruano Cástulo
Cuando escuché que alguien había propuesto una ley de amnistía a la delincuencia organizada, lo primero que se me vino a la mente, fue la postura de algún jerarca religioso. Recordé que aquí en Guerrero, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Monseñor Salvador Rangel, ha planteado a la autoridad emprender el dialogo con esos grupos.
Desde luego, que el Gobierno Astudillista ha mostrado respeto a los comentarios del obispo. Pero no sería una buena señal, pactar con quienes actúan al margen de la ley. En contraparte, los religiosos si pueden entablar dialogo con ellos. Hasta es una responsabilidad moral. El mismo Jesús, en el capítulo 5, del Evangelio de Lucas, indica que ha venido por los pecadores. “¿No son acaso los enfermos, quienes necesitan del médico?”.
Por eso, la propuesta de la amnistía a la delincuencia organizada, me trasladó a pensar en algún jerarca religioso. El Papa Francisco, proclamó el año litúrgico de 2016, como el año de la misericordia. Con esto, abrió la puerta en diferentes templos, para que los católicos que cumplieran con lo estipulado en la orden papal, recibieran en recompensa, la llamada indulgencia plenaria. El perdón de todos sus pecados. Así como lo acaba de leer. De todos sus pecados.
Después de cumplir con los requerimientos, entre éstos el propósito de enmienda y el deseo serio de no volver a pecar, se debía pasar por la puerta de la misericordia, obteniendo con esto el beneficio.
Pareciera algo sencillo, más no lo es, el mismo Jesús, en el evangelio según Mateo, en el capítulo 9, cuando le llevan a un paralítico, le dice que sus pecados han quedado perdonados. Pero ante la mirada incrédula de sus enemigos, les lanza la pregunta: “¿Qué es más fácil decir, tus pecados están perdonados o levántate, toma tu camilla y vete?”.    
En cuestión de fe, no tener pecado alguno, es tener un pasaporte seguro al cielo. Es pasar directamente a la presencia de Dios. Quienes gozaron de pasar por la puerta de la misericordia, han estado en situación similar, ya que Jesús dio luz verde a sus discípulos, para perdonar los pecados, “lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo. Y lo que desates, quedará desatado.”, se puede leer en el capítulo 16 de Mateo.
El punto es, que la amnistía no ha sido propuesta por algún jerarca religioso. Sino por el polémico y eterno candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador; quien tal vez ignora, que difícilmente los miembros de la delincuencia organizada ni se enteraron del año de la misericordia. Y si lo hicieron, dudo que hayan pasado por la puerta de la misericordia.
Con todo, y que la recompensa era la más grande que pueda haber: ganar el cielo. Aquí, con lo que plantea López Obrador, ¿Qué lograría la delincuencia organizada? ¿Qué su ley no caiga encima de ellos? Si está claro, que tienen poco o nulo temor de Dios.
Se voló la barda el peje…

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