SIN FIN DE HISTORIAS

(Por: Ramiro Arturo Barrera Moreno)
Por desgracia la historia mexicana está llena de TRAICIONES, la que voy a narrar es una de tantas:
El largo periodo de gobierno de Porfirio Díaz, que tuvo innegables avances en lo económico y en obras públicas, pero poco avance en lo político y menos en lo social, generaron el caldo de cultivo para que en nuestra nación se diera la primera revolución del siglo XX. Diversos grupos sociales en el país se manifestaron contra la dictadura de Díaz a través de manifiestos y programas sociales: 

“De hecho y por lo general el trabajador mexicano nada gana, desempeña rudas y prolongadas labores, apenas obtiene lo lo muy estrictamente preciso para no morir de hambre. Esto no solo es injusto, es inhumano y reclama un eficaz correctivo… El trabajador fabrica con sus manos cuanto existe para beneficio de todos, es el productor de todas las riquezas y debe tener los medios para disfrutar de todo aquello que los demás disfrutan” (Fragmento del del Programa del Partido Liberal, dado en San Luis Missouri, Estados Unidos de Norteamérica el 1º. De julio de 1906)
“Los pueblos en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores sacrificios. Nuestra querida patria ha llegado a uno de esos momentos; una tiranía que los mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir desde que conquistamos nuestra independencia…. En cambio de esa tiranía se nos ofrece paz, pero es una paz vergonzosa para el pueblo mexicano porque no tiene por base el derecho sino la fuerza; porque no tiene por objeto el engrandecimiento y la prosperidad de la patria SINO ENRIQUECER A UN PEQUEÑO GRUPO, que abusando de su influencia HA CONVERTIDO LOS PUESTOS PÚBLICOS EN FUENTE DE BENEFICIOS EXCLUSIVAMENTE PERSONALES, explotando sin escrúpulos las concesiones y contratos lucrativos” (Fragmento del Plan de San Luis, dado en S:L:P: el 5 de octubre de 1910)
“En Virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son mas dueños que del terreno que pisan, sufriendo los horrores de la miseria sin poder MEJORAR EN NADA SU CONDICION SOCIAL, ni poder dedicarse a la industria o a la agricultura por estar monopolizadas en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas, por esta causa SE EXPROPIARÁN…. A fin de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan…. Campos de sembradura o labor y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos (Artículo 7º. Del Plan de Ayala” dado en Villa de Ayala Morelos el 28 de noviembre de 1911)
Las lecturas de los párrafos anteriores nos ilustran sobre la situación que prevalecía en México, antes del estallido revolucionario de 1910 y hasta un poco después de esa fecha, destaca como figura notabilísima de la lucha agraria Emiliano Zapata Salazar, a quien los campesinos pobres de Morelos lo “hicieron su jefe y constantemente acudieron a él para que los guiara y otros campesinos de la república hicieron de él su paladín. A través de Zapata los campesinos se abrieron camino en la Revolución Mexicana. Si la suya no fue la única clase de experiencia revolucionaria, si fue la que tuvo mayor significación” (Libro Zapata y la Revolución Mexicana, autor: John Womack, editorial Siglo XXI)
El domingo 12 de septiembre de 1909 los hombres de Anenecuilco Morelos, se reunieron para nombrar al nuevo presidente de su Concejo, los campesinos nombraron a un hombre de 30 años, hijo de Gabriel Zapata y Cleofas Salazar: Emiliano Zapata Salazar. Para los habitantes del centro de Morelos los apellidos Zapata y Salazar eran de alta estima, ya que ambas familias habían participado en en la Guerra de Reforma y durante la intervención francesa de 1860. El día que nombraron a Zapata Presidente del Concejo los campesinos le dijeron: “Nosotros te sostendremos, solo queremos que haya un hombre con pantalones para que nos defienda”.
Al estallido de la revolución de 1910 los campesinos comuneros de Morelos, vieron en el Plan de San Luis y en Madero la oportunidad de recuperar las tierras que los hacendados porfiristas les habían arrebatado. Como un tesoro guardaban celosamente los títulos de propiedad de la tierra que desde los tiempos de los virreyes coloniales poseían los habitantes de varios pueblos morelenses. Sin embargo, a la caída de Porfirio Díaz y al triunfo constitucional de Francisco I. Madero en 1911, las cosas no cambiaron para los campesinos del sur del país, quienes optaron por seguir la lucha armada para defender sus derechos.
La expresión ideológica de los campesinos desposeídos se da en el “Plan de Ayala” del 28 de noviembre de 1911, que es un plan anti maderista, ocasionado entre otras causas a que el General Victoriano Huerta del ejercito federal maderista, ataca y destroza a los entonces desarmados zapatistas el 27 de agosto de 1911, como consecuencia Zapata y sus hombres se levantan en armas en contra del gobierno de Madero.
En febrero de 1913 Madero es asesinado durante el golpe de estado perpetrado por Victoriano Huerta, los Zapatistas luchan ahora contra el nuevo tirano usurpador. La unión de las distintas fuerzas revolucionarias del país posibilita que en julio de 1914 huerta sea echado del poder y es en este año cuando EXISTE UN AVANCE EN LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS NETAMENTE POPULARES, cuando Villistas y Zapatistas participan activamente en la Soberana Convención de Aguascalientes y el 6 de diciembre del 14 entran a la Ciudad de México. Villa en Palacio Nacional se retrata sentada en una silla que tiene el águila presidencial, Zapata declina y aparece muy serio al lado de un sonriente “Centauro del Norte” Pancho Villa. Las tropas Zapatistas acampan en Xochimilco y cuando van a la Cd. De México donde son temidos por su supuesto salvajismo, los habitantes de la ciudad se sorprenden cuando los solados Zapatistas tímidamente tocan las puertas y humildemente solicitan “agua y alimentos por el amor de Dios”. Algunos osados Zapatistas acuden en el centro de la ciudad al restaurante “Sanborns”, donde causan espanto sus camisas y calzones de manta, sus huaraches de cuero crudo y sus vistosos sombreros de palma.
En 1917  durante el Congreso Constituyente de Querétaro, los delegados Zapatistas se distinguen por sus claros conceptos sociales, destacando Antonio Díaz Soto y Gama como el ideólogo del Zapatismo. Para 1918 el Zapatismo ha entrado en conflicto con Venustiano Carranza y su ejército constitucionalista, quienes ven con desconfianza a los agraristas del sur y combaten su lucha reivindicatoria por la tierra.  Así pues el Zapatismo se refugia en Morelos y Guerrero, combatiendo aislado, para Carranza Zapata era un bandido fuera de la ley, una piedra en el zapato y uno de los motivos para que el gobierno de los Estados Unidos de Norte América no otorgara su reconocimiento al gobierno carrancista.
Un hecho vino a determinar el futuro de Emiliano Zapata, el pleito (ficticio) de 2 oficiales de alto rango del ejercito carrancista:…” la supuesta profunda discordia entre el General Pablo González y el Coronel Jesús Guajardo, comandante del 15vo. Regimiento. Se dijo que, a mediados de marzo de 1919 González ordenó a Guajardo que atacara a los Zapatistas de Cuautla, pero incumplió las órdenes y se fue de parranda a una cantina, por lo que fue detenido y castigado y de allí su enemistad. Zapata al conocer la noticia envió una carta a Guajardo invitándole a unirse a su Ejército Libertador del Sur, pero esa carta llegó a manos de González quien aprovechándose de la situación y de su mayor rango, convenció a Guajardo a+ de ponerse en contacto con Zapata para hacerle creer que harían alianza. El 9 de abril de 1919 Guajardo y Zapata se reunieron cerca de Jonacatepec, Zapata se mostró cordial y se dieron un abrazo, aceptando como regalo de Guajardo un caballo alazán de nombre “As de Oros”; juntos cabalgaron hasta Tepalcingo y acordaron de verse al otro día en la Hacienda de Chinameca.  A las 8:30 de la mañana del 10 de abril de 1919 Zapata y su escolta llegaron a las afueras de Chinameca, donde Guajardo le informó que rondaban la hacienda patrullas de fuerzas federales. A las 2 de la tarde Zapata entró a la hacienda, la guardia parecía formada para rendirle honores, el clarín tocó 3 veces llamada de honor y al tercer toque llegando Zapata al dintel de la puerta, a quemarropa y sin darle tiempo de nada, los soldados que presentaban armas descargaron sus fusiles contra Emiliano….. Zapata cayó para no levantarse jamás” (Libro Zapata y la Revolución Mexicana, John Womack, Editorial siglo XXI).
La historia nos da lecciones de esta magnitud y hoy en día encontramos que la memoria de Zapata no se olvida, Emiliano Vive y seguirá viviendo mientras exista injusticia, pobreza, marginación y una injusta distribución de la riqueza. La lucha Zapatista vive no como una lucha sin esperanza sino como un  ejemplo de combate por reivindicaciones populares. El periodista norte americano William Gates escribió en 1920 en la revista North American Review “ La Revolución Mexicana iniciada realmente en 1909 antes que madero, no terminará , hasta que los campesinos de las montañas del sur obtengan lo que les corresponde”
Hoy a 108 años del inicio de la Revolución Mexicana, pocas cosas han cambiado y nuestra historia nacional sigue llenando sus páginas con más traiciones…….

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