Debido al incremento de las altas temperaturas en la entidad, la Delegación Guerrero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó un aumento de 10 por ciento en las atenciones de diarreas agudas y gastroenteritis, la mayoría por el consumo de alimentos en mal estado, por lo que alertó a realizar acciones de prevención y evitar su consumo en la calle.
Tan sólo en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) N° 9 del IMSS en Acapulco, se han atendido dos mil 402 de este tipo de infecciones, en un 90 por ciento en niños menores de cinco años de edad y adultos mayores. Durante 2018, e nivel delegacional, fueron atendidos 19 mil 685 casos, informó la Delegación en el estado.
El director de la UMF N° 9, Ángel Gómez Carbajal comentó que el periodo donde se registró el mayor número de casos fue en Semana Santa, tanto en la atención a derechohabientes adscritos como foráneos.
Las enfermedades gastrointestinales son todas aquellas que dañan el sistema digestivo; entre las más comunes se encuentran: infecciones intestinales y parasitarias, ocasionadas por virus, bacterias o parásitos que entran al organismo a través de alimentos sucios o descompuestos, agua contaminada o cuando alguien se chupa los dedos o las uñas sucias; sobre todo si no se lavó las manos después de ir al baño o de tocar algún animal o el suelo.
El problema principal de este tipo de infección, es la pérdida abundante de líquidos que puede desencadenar una deshidratación: con sequedad de la piel y las mucosas, disminución de la presión arterial y temperatura, taquicardia y disminución en el volumen de orina, comentó el médico.
Insistió en que es necesario que los derechohabientes, a los primeros síntomas, sean conducidos a las clínicas de su adscripción para una atención adecuada, ya que aunque no se trata de un padecimiento de urgencia, si debe ser atendido por un médico para evitar la deshidratación.
Gómez Carbajal destacó que los malos hábitos de limpieza y comer cualquier alimento en la calle son el principal motivo de estas enfermedades; recomendó consumir en el hogar, y llevar nuestros propios alimentos, siempre que sean productos que no requieran refrigeración para evitar su descomposición.
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