ZONA CERO

*La violencia y el reto de las autoridades en Guerrero.
Roberto Santos
Como ya lo había previsto el obispo Salvador Rangel, lo que sucede en la economía de la Sierra con la caída del precio de la goma de opio, aumentarían los actos delictivos en esa región y en los centros urbanos, como Iguala, Chilpancingo y Acapulco.

Las acciones de esta semana hacen pensar que se reconfigurarán las alianzas que estos grupos traen entre sí y que se incrementarán los enfrentamientos cuyas intenciones son desplazar la competencia en las zonas urbanas, donde la Guardia Nacional se apresta a intervenir.
El problema de este escenario es que caen seres inocentes, como la niña en la colonia CNOP; un hecho que debió ser cuestionado por la sociedad y exigir castigo para quienes asesinan a quienes no están metidos en esta guerra, su guerra.
Lo cierto es que esto causa histeria en la población por el miedo que genera estar en el lugar o con la persona equivocada.
Este clima de violencia ha metido en una actuación forzada a la secretaría de Seguridad Pública y a la Fiscalía del estado.
Sin embargo es patente que ambas dependencias han detenido a probables delincuentes, como lo han reportado las redes sociales y los medios de comunicación.
Y aunque parece un trabajo de Sísifo, por la cantidad de integrantes que pueden tener estas empresas criminales, existe la percepción de que las autoridades hacen lo posible para contener esta ola de violencia.
Hay que valorar cómo el Fiscal Jorge Zuriel de los Santos ha detenido en el estado a secuestradores, violadores y criminales. 
Y aunque sus detractores no reconocen esas acciones debido a la magnitud del problema que el estado enfrenta en términos de inseguridad, el Fiscal hasta el momento ha dado muestras de realizar el trabajo que tiene encomendado, nada fácil por cierto, pero que supera con creces al anterior titular de esta dependencia.
Lo mismo se ha visto con la policía del estado, la que ha cargado con las mayores acciones en este clima de inseguridad. 
Se espera que la Guardia Nacional se adecúe a las zonas que le toca atender y dar seguridad para que en conjunto verdaderamente se pueda contener la violencia que otra vez se está generando en algunos lugares de la Sierra y ciertas zonas urbanas, como Chilpancingo.
Ojalá pronto profundicen en la coordinación entre estas instancias de seguridad para fortalecer los resultados que la fiscalía y la Secretaría de Seguridad Pública han venido ofreciendo, como la desactivación de un mayor número de bandas de secuestradores, liberación de personas retenidas, y mayor número de detenidos en el estado de Guerrero, que ya se nota en las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en algunas publicaciones como el Diario Reforma, que con su Ejecutómetro ubica entre los estados a los cinco primeros lugares con mayor número de ejecutados.
Guanajuato, con 1472; Chihuahua, con 760; 678 Jalisco; 633 Michoacán; y Veracruz con 563.
Esto corresponde a un acumulado de enero a julio, donde Guerrero tiene 509 homicidios, con lo que se ubica en el sexto lugar, que si bien no es honroso, demuestra que han reducido. 
Claro que esto no puede ser la justificación perfecta para echarse a la hamaca, pues se espera que se pueda conseguir reducir esa cantidad para los meses que están transcurriendo, y la población verdaderamente perciba que esto es así. 
Ese es el verdadero reto, bajar el índice de homicidios y que la gente perciba ese clima de seguridad en su ciudad como para poder salir a la calle y recorrerla de manera tranquila.

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