MEMORÁNDUM

***Mala semilla
Gerardo Ruano Cástulo
El evangelio bíblico es fantástico. Hoy, que los cristianos de buena fe, viven la cuaresma, me encontré con el texto que habla de la prohibición del consumo de la carne de puerco. El maestro sabía que su pueblo sufría de hambre.
Vivía explotado por el imperio Romano. De hecho, número importante de sus seguidores, tenían la creencia de que él los liberaría de ese yugo. Con la carga que llevaban, era complicado prohibir comer. Pero la respuesta del maestro, cuando le preguntan si es lícito comer carne de ese animal, considerado impuro, fue contundente: No es pecado lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella. Porque la palabra es poder. Con esta construyes o destruyes. El mismo San Juan, define con maestría el poder de la palabra, dice en el evangelio, que antes de todo ya existía, y que la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Por eso, la forma de comunicarnos es demasiado importante. Comenzando con la comunicación interna. Esa que pule nuestra inteligencia lntrapersonal. Dicen los doctos en inteligencia del éxito, que este tipo de inteligencia es vital para la conquista de logros y metas. El diálogo interior. Hablar con uno mismo. Y de ahí, en el entorno, ¿qué palabras emitimos hacia los demás? ¿Construimos o destruimos? Al respecto, y viendo la situación que vivimos, la pregunta es dura: ¿Con qué calidad de palabras nos comunicamos con nuestros hijos? ¿En el seno de nuestras familias? ¿En nuestro centro de trabajo? La palabra es poder. Recuerdo aquél pasaje del libro del Éxodo, cuando el Faraón emite la sentencia por boca propia, de que darían muerte a los primogénitos. Muy duro ese pasaje bíblico. El Ángel exterminador hizo realidad esas palabras. No es cualquier cosa, la forma en que nos comunicamos. Tal vez por eso, son preocupantes los mensajes de linchamiento y división que surgen desde el poder. La confrontación no augura nada bueno. Por mucha pausa que se haga al hablar, lo que impacta es el valor de las palabras. Y en eso, si lo vemos desde la neutralidad, el Presidente del país, tiene ya una enorme deuda. Por eso no extraña su caída en popularidad. Como tampoco, infortunadamente, que los resultados no lo estén acompañando. La palabra, como dice la parábola del sembrador, se siembra; y la cosecha será en función, en este caso, de la calidad de semillas. Desde la cúpula de la 4T, la semilla que se vierte, no parece ser de soluciones. Contra la cosecha, ¿Qué se puede refutar?

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