Por Rubén Ríos Radilla
Las 3 de la tarde, circulaba por la avenida principal de San Jerónimo cuando vi a Miguel Arizmendi que caminaba con rumbo a la terminal de autobuses, traía en su mano una bolsa nayla llena de ciruelas Japonesas, (Carambolas), y caminaba cabizbajo, me dio mucho gusto verle y le invité a subir a mi camioneta, cuando ya estábamos por llegar a la terminal le dije ¡estas secuestrado!, hoy te voy a llevar a donde vivo, el hombre en vez de preocuparse se soltó en risas, y me dice, ¡Mira si eso es lo que ando buscando!.
Lo había conocido como en el 93 cuando dirigía el programa “A la orilla del mar” y que vino a San Jerónimo a grabar dos programas para Radio y Televisión de Guerrero, y me invitaron para hablar de los antecedentes históricos de la región, después de las locaciones nos invitaron a Hacienda de Cabañas donde comimos y pudimos disfrutar de sus enseñanzas en el uso del rasgueo y compases musicales aplicados a la guitarra
Me invitó a su casa y tuve la oportunidad de estar con él por lo menos unas cinco veces, siempre amable, obstinado siempre en quedar bien conmigo, aprendí a estimarlo, lo lleve a grabar otros dos programas a Atoyac y posteriormente nos acompañó a una velada bohemia en casa de María de la Luz.
El día de su cumpleaños me invitó a Ejido Nuevo, ahí coincidimos con Ramón Sierra y Elsa Zamora, Miguel Angel Lepez Vela, Alejandro Martínez Carbajal, ahí nos dispusimos a escuchar a los hermanos Arizmendi, recuerdo que degustamos coctel de frutas de la región, aguas de coco y Jamaica, y un suculento mole rojo con tortillas de mano.
Posteriormente ya en el 2003, iniciamos un recorrido por la costa grande, recordando a José Agustín Ramírez en el centenario de su natalicio, estuvimos en Atoyac, Tecpan y San Jerónimo, y ahí tuvimos la oportunidad de escuchar canciones inéditas del cantor guerrerense.
Cuando cumplimos 6 años con la pagina de Atoyac, Miguel llegó un día antes y como siempre desde su llegada comenzó a visitar a conocidos siendo uno de los primeros invitados que llegaba al salón
Siempre de buen humor, esa tarde, Miguel disfrutó de su Secuestro,
Y siempre riendo me decía, “está muy bonito aquí, ya no me quisiera ni ir”, pues.. ¡ ya no te vayas!....... le decía pero por fin retornamos a San Jerónimo, donde tomó el autobús de regreso al puerto, su muerte me sorprendió, vaya este escrito como un homenaje al amigo ausente.
quien era el profesor miguel ariamendi? me gustaria ver una fotografia de el si se pudiera....
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