Menores infractores, grandes delincuentes
Por Ernesto Salayandía García
Inseguridad pública,
un cáncer social
El Gobierno de México prevé en 2020 un nuevo récord de homicidios dolosos registrados, con una proyección de 40,863 asesinatos pese a la reducción de la movilidad ocasionada por la pandemia de Covid-19. México es uno de los países más violentos en el mundo, víctima de la llamada delincuencia organizada, la nación entera se encuentra en jaque, hay demasiadas armas regadas en todo el territorio nacional, el narcotráfico, el uso y consumo de derogas, la desigualdad social y económica, son tan solo algunos factores que activan la inseguridad pública, alimentada de manera desmedida por la corrupción que opera en todos los sentidos, hay un cumulo de intereses en cada rincón de México, secreto a voces, de quienes en verdad gobiernan al país y el gobierno, no tiene la más minina idea de cómo enfrentar este caos, de cómo reducir el índice de homicidios y todos los hechos delictivos, la delincuencia organizada le lleva senda ventajas a pasos agigantados, los feminicidos, la extorsión, los robos en todas sus características y por supuesto los asesinatos tienen su origen en una cruda realidad. México es una nación enferma, emocionalmente y la fábrica de delincuentes, malhechores y mal nacidos, tiene su causa y cause en los miles de hogares disfuncionales que hay por donde quiera.