¡Aaah!... ¡Qué
hermosa es la vida! Y si se ríe contigo es todavía más preciosa y gratificante.
En una noche anterior nos telegrafíanos con Eva, mi prima-hermana del alma que
siempre ha sido un monumento a la belleza universal, para comentar que nunca
habíamos hecho caso del cercano “Día del padre”, porque esta figura terrenal no
había aparecido en nuestro horizonte personal, pero que era de justicia
dedicarle un homenaje que connotara este amor eterno, por lo que por sus
indicaciones se dispusieron, con diccionario en mano, a enhebrar algunas líneas
que sobresaltaran a los papás, y que en su momento se las dedicaremos. Acto
seguido, salí a cenar con “El Grillo”, primero planeando comer una pizza hasta
la población del Coacoyul, pero al arrancar la carcacha, esta tenía ponchada la
llanta trasera izquierda, y por no tener el “gato” de patín y si mucha
güevonada decidí no hacer nada, hasta el otro día, por lo que finalmente decidimos
conformarnos con unos tacos en el local de “Chayd”, en pleno Infonavit El
Hujal, departamentos de desinterés social, a la vez que recordaba que al otro
día tenía algunas citas médicas y reaccionando con cierto desgano que luego
luego se borró y desapareció al recordar el viejo y sabio refrán que “La Chata”
me sorrajaba cada vez que podía: