Lo que no se entiende como funcionario y gobierno municipal

Por Abelardo García “El forajido”

Es difícil para cualquiera dejar los hábitos y costumbres que nos quiten de la comodidad aún cuando estos no sean del todo ni éticos, procedentes ni sirvan o coadyuven para  motivar la transformación de la sociedad, lo que fortalece o da lugar a que sigamos viviendo en ese nivel de mediocridad y de falta de atención y de calidad en lo que ofertamos a los que por un motivo o necesidad tienen que ver con nuestra profesión, actividad o labor.
El servidor público municipal y en especial los de  Petatlán, con sus muy dignas y contadas excepciones, porque definitivamente que existen, aún  no les ha caído el “20” como se dice en el argot popular, de que si el señor presidente les entregó un puesto o función a lo mejor fue por amistad, compromiso de campaña o alguna que otra recomendación o hasta por alguna presión de algún político en el que se incluyen a los de oposición, que aún cuando perdieron las elecciones exigen componendas y privilegios, los que no entienden, los primeros, que si el edil les da la oportunidad de un trabajo, el  que tampoco es fácil obtener en estos tiempos ni mucho  menos en el lugar, pero que también espera que a su proyecto, se le sumen buenas voluntades y acciones que finalmente  fortalezcan los resultados y de esa misma forma su carrera política personal en reciprocidad.
Si es cierto que ya se tiene el puesto, la oportunidad, también lo es que las propuesta del presidente municipal en su campaña, que están pendiente de cumplirse y que el  de manera individual tiene que hacer su parte, pero  la mayor  es la que sin duda tiene que hacer el equipo de trabajo el que de manera unificada y colegiada resuelva los requerimientos de atención, de obras y servicios que precisamente el candidato en su  momento ofreció y que tiene que ver con su carrera, proyección y futuro político tanto de su persona  como de su partido.
Para desgracia de la sociedad que pierde sus expectativas en la realidad, la que muchos  de los que se encuentran dentro de la administración  no entienden que lo que están viviendo es la oportunidad precisamente de acercarse al pueblo, de otorgar lo que bajo su capacidad de gestoría pudiera bajarle, con acciones  y actos en los que prevalezca la vocación de servicio, en que la población a la que si no se le resuelve sus carencias cuando menos se sientan complacidos por contar con gente humana y de buen trato en la comuna,  porque es en esta en que  por acuerdos y disposiciones legales que no siempre se cumplen en donde se inician los planes del crecimiento  integral de la sociedad del que se es parte importante y determinante.
En la mayoría de los casos los funcionarios y trabajadores tienen la equivocada idea de que llegar  a la comuna es la oportunidad de vivir en la holganza, en el chacoteo y en la flojera esperando la hora de salida y la llegada de las quincenas sin el más mínimo esfuerzo y actuando con mal disimulado desprecio a los habitantes, lo que hace que la sociedad electoral en los procesos o los envían al ostracismo político o sencillamente no participan, lo que viene finalmente a afectarnos a todos como sociedad en general.
No existe la carrera laboral porque con eso de cada 3 años se da el cambio de gobierno,  y el que llega trae a su gente,  los que sin experiencia en el servicio público le cobran al municipio su capacitación y sus errores de aprendices, que hace que tarde más el proyecto a agarrar su ritmo y se refleja en el avance de los programas, acciones y obras del propio gobierno, por lo que nunca como sociedad se puede concretar un avance en el desarrollo en cantidad y en calidad, porque este se encuentra secuestrado dentro de un ambiente de vale madrismo, y cada gobierno que llega inicia un proyecto y si no lo alcanza a terminar aun cuando hayan invertidos millones de pesos con cargo al propio municipio,  sencillamente se abandona y se inicia otro porque nada más no existe afinidad de color partidista o de criterios de los que lo están operando.
No existe un plan o proyecto de desarrollo a largo plazo debidamente consensuado con la sociedad  que obligue a todo gobierno que arribe al poder a dar continuidad a este y que sin importar el color del partido que lo llevó a administrar los intereses  se atiendan  y se les dé seguimientos a los que el anterior gobierno dejó iniciado. Esto evitaría el despendio y el derroche de recurso que sea del programa que vengan no dejan de ser del pueblo y con cargo a su pobreza, porque nunca en esto se ha podido traslucir otra cosa. Que ni que.

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