APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

 Por Jeremías Marquines

Aguirre, estrategia divisora

 El senador Ángel Aguirre Rivero busca revancha. Su reciente activismo político en la cancha de las llamadas izquierdas que conforman el diálogo para la Reconstrucción Nacional busca profundizar en la confrontación entre los liderazgos de esos partidos y en la fractura erigirse como candidato del llamado frente opositor, con miras de pelear con su odiado primo, el ex alcalde de Acapulco Manuel Añorve Baños quien se quedó con la candidatura del PRI a gobernador.
Aguirre Rivero es parte de la triada de caciques priístas integrada también por los ex gobernadores Rubén Figueroa y René Juárez. Los tres juntos son responsables del atraso y marginación que tiene Guerrero porque fueron pésimos mandatarios. Se distinguieron por hacer usar el presupuesto público como patrimonio propio,  fueron gobiernos premodernos, burocráticos y corruptos. Gobiernos donde la indolencia de la procuración de justicia abrió la puerta a la más aberrante impunidad y prohijó los poderes fácticos que hoy llenan de dolor y muerte al estado.
Ángel Aguirre fue vencido con astucias y artimañas por Manuel Añorve. Su aspiración para ser candidato del PRI a gobernador de Guerrero fue defenestrada por sus pares caciques: Figueroa y Juárez. En su caso, se cumple la regla no escrita de que el que se lleva se aguanta. Aguirre no es diferente de Añorve, ambos usan todo tipo de argucias para tratar de salirse siempre con la suya. Añorve dilapidó el presupuesto del gobierno municipal de Acapulco para crearse una imagen y sembrar una percepción falsa en la sociedad que está a punto de revelarse porque la realidad es imbatible y siempre cobra sus facturas. Aguirre por su parte, trata ahora de meter ruido y sembrar tempestades en las filas de la izquierda. Manda emisarios, llama por teléfono, presiona por viejas deudas, se embriaga con aspirantes ingenuos, oferta, compra y propone. Quiere aplicar en la izquierda lo que sabe hacer pero que no le funcionó con Añorve.
Con más entusiasmo que fe sus operadores propagan el rumor de que el cacique de Costa Chica será el candidato de la coalición. Su staff de prensa escribe que nadie como él para ganarle a Añorve; mandan correos electrónicos masivos para sembrar la duda en las filas izquierdistas, publican artículos para venderlo como un Mario López Valdez (Malova) el priísta que ganó la gubernatura de Sinaloa, tras rebelarse porque el PRI no lo hizo candidato. Sinaloa es un estado priísta donde la izquierda no cuenta y la presencia del PRD es testimonial.
El caso es que Aguirre hace su lucha, busca hacer su propia fiesta y lanza invitaciones para todos lados y, como siempre pasa en las fiestas, nunca pueden faltar los entusiastas y los ingenuos. De ahí que líderes de Convergencia se bajen rápidamente los pantalones y le ofrezcan y lo propongan para encabezar la coalición, despreciando y minimizando a su propio dirigente nacional Luis Walton que también quiere y está haciendo su juego. La pantomima es buena, a tal grado que hasta el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega está tentado a rentarla para su partido. Recién el chucho mayor le mandó un mensaje al senador David Jiménez Rumbo -que ha dicho que si Aguirre quiere que se sume pero no como candidato-, en el sentido de que con el sólo hecho de firmar el escrito de la plataforma de izquierda del DIA, así sea un externo, con eso ya queda purificado.
Jiménez Rumbo y Cuauhtémoc Sandoval y Alberto López Rosas tienen razón en oponerse a la estrategia divisora de Ángel Aguirre. Ellos saben que el cacique es cacique para siempre. Saben también que el equipo que trae Aguirre es un equipo muy viejo, muy traqueteado y con muchas mañas viejas y que de ganar el gobierno ellos se quedarán con todo como hizo Zeferino. Pero sobre todo, saben que Ángel Aguirre quiere la gubernatura de Guerrero para sumarla a su patrimonio propio; la quiere como un acto de revancha por el desprecio del que fue objeto por parte de su primo Añorve, la quiere para ponerla al servicio de su amigo del alma Enrique Peña Nieto en la contienda presidencial del 2012 y para que la maestra Elba Esther Gordillo siga mangoneando la educación en Guerrero.
No hay que ser muy listos para darse cuenta quienes son los oportunistas y los que de plano no respetan ni a su partido ni los principios de la izquierda y buscan cualquier oportunidad para colocarse por encima de los demás.  A propósito, quedó mal el senador Lázaro Mazón al negar su reunión con Aguirre Rivero y luego tras la evidencia tuvo que aceptar que sí se juntaron. Ya van varias veces que este senador es pillado como un mentiroso. Y es que con Mazón, Aguirre tiene mucho en común, se dice que cuando fue presidente municipal de Iguala gobernó con muchos aguirristas.
En contraparte, la posición de Jiménez Rumbo, Sandoval Ramírez y López Rosas ha sido firme y congruente: han dicho que Aguirre sí pero sumado a un candidato del PRD. De otra forma sería entregarle el capital político de la izquierda a uno peor que Ríos Piter con quien el senador Ángel Aguirre se tomó hace unos días unos alcoholes hasta las cinco de la mañana. Esto confirma lo que escribí en la anterior columna, que el alcoholismo de este diputado federal es un peligro para él mismo y los demás.

1 comentario:

  1. Debería ser nuevamente publicado éste artículo para que nos active la memoria de anteriores personajes que llegan a ser gobernantes,

    ResponderBorrar