Entre la verdad y la ficción

Por Jorge Luis Falcón Arévalo

LAS OBLIGACIONES DE ÁNGEL AGUIRRE.

El país educado en la cultura de la complicidad, de la corrupción, de la transa, tiene ante si los retos  jurídicos para refundar una nueva cultura de la justicia. En México se les encubre, se les protege y hasta se les premia.
En Guerrero, el gobierno del C.P. -no por contador público, sino Caso Perdido-  de  Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, ha sido un catálogo de corrupción, sinverguenzadas y cinismo.
El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva es “el fin justifica los medios”. Sucede que en cada ocasión en que el mentiroso del condado de Chilpancingo, abre la boca, es para configurarse más y más delitos, que merecen que el próximo gobierno de Ángel Heladio Aguirre Rivero, empiece por confeccionarles los expedientes de malversación de fondos, desfalcos y estafas, sean canalizados a las instancias correspondientes, para las sanciones a que haya mérito. Dejarlo al “ya se fue o ya se va”, es en cierta forma complicidad implícita. Es confabulación.
Hay muchos más actos de corrupción en la administración que está por fenecer, y la “manada” de corrompidos es porque evidentemente sus acciones no comulgan con el bien común, sino que actuaron desde el Estado, a favor del interés privado violentando la Ley, favoreciendo intereses personales, empresariales, como de otras categorías, hasta las políticas, afectando el desarrollo y calidad de vida de los guerrerenses. Son delitos de lesa humanidad.
No se duda que haya una sola dependencia, donde el hurto, desvío y el descarado robo no tan solo de los presupuestos, sino de importantes información y documentos es un ejercicio que se da en este gobierno que merece revisión contable y sanciones penales y administrativas.
El gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo es un Estado fallido porque se caracteriza por un fracaso social, político y económico, caracterizándose por tener un gobierno tan débil o ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni proveyó  servicios básicos, presentando altos niveles de corrupción y de criminalidad, refugiados y desplazados inmigrantes, así como una marcada degradación económica.
Por ello, el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, tiene la obligación moral, de realizar revisiones a conciencia a esta administración. El pueblo guerrerense ofendido así lo requiere, así lo exige.
P.-D. Manuel Añorve Baños, nunca ha hablado con la verdad, según dicen sus panegíricos que él dice la verdad. Manuel miente por genética. ¿Dónde está su Acapulco de diez? ¿Dónde están sus Tiempos Mejores? Manuel Añorve, padece el mismo síndrome de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, la impunidad, la corrupción.Solo desempeña tu trabajo y calla, malandrín.
P.D. bis A Zeferino, como a la meretriz viuda y  ricachona, lo usaron y bolsearon sus amigos y lo abandonaron.

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