LA RUEDA DE LA FORTUNA

Por Alfredo Sarabia
¡Sos! El río Atoyac se está secando. ¡Sos!

¡Sos! El río Atoyac se está secando, se está quedando sin agua. ¡Sos! El otrora río caudaloso y hermoso de otros tiempos lejanos en que merecedor que el gran Agustín Ramirez, le compusiera una canción, olvidada por cierto en nuestros días. Pero llegar a esta visión deplorable de nuestro río, no es obra de la casualidad, no es por naturaleza, ni mucho menos por obra y gracias de fuerzas poderosas idolatradas. ¡No! El río Atoyac está en  las condiciones tan deplorables, por culpa de nosotros, como seres humanos, claro. Pero ya en específico, se podría decir que gran responsabilidad en el desastre aludido, descansa en una falta de cultura de los que de una u otra manera tienen que ver directamente con la delicada situación que hoy  nos ocupa.
No es inútil mencionar a aquellos que han contribuido para tener huy día, un panorama desastroso y maquiavélico del mencionado río: Los tres niveles de gobierno, tanto federal, estatal y el municipal, los Ejidos y ejidatarios de su entorno en la Sierra, allá donde nace. De estos se puede afirmar que la primera responsabilidad la guarda la Oficina Federal de la Comisión Nacional del Agua, ya que de aquí, florecen los permisos legales para llevar a cabo la destrucción de los bosques, y de allí, se viene todo lo demás: Ejidos, Aserraderos, Municipios, Policía federal de caminos…y gente civil sin escrúpulos para este fin, de cortar árboles sin importar la destrucción del ecosistema del entorno ecológico.
Pero en esta aventura criminal, se habla públicamente de la participación de los “talamontes”, qué son seres depreciables e insensibles, se nos dice. Es un término pues, que nos hace pensar inmediatamente en el trabajo asesino, que sin misericordia alguna, que arrasan con la población de árboles, menguando en forma significativa y pausada, la ecología en general que envuelve nuestro quehacer diario.
Tocante a esto, recuerdo que en mi época de estudiante en la Escuela Superior de Agricultura de la UAG, ya se mencionaba tenebrosamente, este término, y ya pasaron varias décadas de este conocimiento, y todavía continúan presentes en nuestro acontecer, sin que hasta el momento, el gobierno haya logrado desaparecer este flagelo que corroe dramáticamente a la sociedad. ¡En pleno siglo XXI se sigue observando esta insana y criminal cuestión!
Obviamente que la existencia  de mucho dinero que media en esta situación, hacen de esto, una situación de poco interés gubernamental para destruir objetivamente, este cáncer maligno.
Pero, esto no se podría explicar sin un elemento muy nocivo en nuestro diario quehacer: La Corrupción, en que se ven involucrados muchos personajes, desde políticos de un nivel bajo, hasta aquellos políticos de alto nivel en la vida nacional, civiles, policías, etc.
Así, se podría decir, que en este proceso de “psunamis forestales” ilegales, el “engranaje” grotesco y miserable, tiene aristas que podrían ir más allá de nuestros conocimientos de supuestos personajes honestos.
Corresponde pues, a las Autoridades frenar esta anómala situación, no se vale “echarse la bolita”, ya que ver las condiciones tan desastrosas y lastimeras en qué está el río Atoyac, da coraje y bien vale la pena “tomar cartas” en este asunto, antes de qué sea demasiado tarde y nos lamentemos por la dejadez y apatía en torno a las actuales circunstancias del río.
Los municipios de Atoyac de Álvarez y de Benito Juárez, no deben hacerse como los tíos lolos, ya que la situación casi desértica del río, merece una intervención decidida y objetiva que busque remediar este feo asunto…HASTA PRONTO.

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