MEMORÁNDUM

Por  Gerardo Ruano Cástulo
*** La metáfora de la vaca y la CETEG

Seguramente usted amigo lector ha escuchado hablar de la metáfora de la vaca, Sucede que el maestro sabio llega acompañado de uno de sus discípulos a una casa muy humilde, casi en ruinas, y habitada por una familia numerosa. Vivían de una vaca que les proporcionaba la leche y ellos hacían algunos de sus derivados para el autoconsumo. Al ver la situación deprimente como subsistían, el maestro sabio ordenó en secreto a su discípulo a tirar a la vaca por un despeñadero. El alumno se sintió contrariado pero cumplió la orden. ¿Cuál sería la reacción de la familia? El caso es, que esta metáfora se asemeja mucho a lo que sucede con los maestros disidentes de Guerrero.
Así es. Algunos podrían pensar que sería el final de esa familia pobre o que buscarían apegarse a los programas sociales que implementan los gobiernos para asistir a los grupos más vulnerables. Tal vez si fuesen amigos de los Cetegistas, hacer una movilización, plantón o huelga de hambre para que alguien les solucionara su problema. Pero no fue así. La historia narra, que pasados algunos años, el maestro sabio regresó al lugar con el discípulo que había tirado la vaca. Ahora se encontraron con una especie de colonia, en donde había ya varias casas, mejor construidas. La tierra sembrada y los jardines llenos de plantas. Se veían diferentes grupos de aves de corral y ganado. En la cabeza del alumno giraba la idea de que aquella familia había muerto y que ahora otras familias habían traído la prosperidad al lugar.
La sorpresa fue grande para el discípulo, cuando de una de las casas, el jefe de la familia salió al encuentro del maestro sabio y le contó lo que había pasado aquella ocasión en que los visitara. Le dijo la forma en qué habían encontrado muerta a su vaca y de cómo eso había representado un estímulo para poner en marcha la imaginación y creatividad en aras de salir adelante. La vaca los tenía maniatados. Se liberaron y llegó la prosperidad al lugar.
Hoy con los maestros de la CETEG, la vaca se llama PLAZA, quieren que éstas se sigan heredando de generación en generación, por los siglos de los siglos, y que además sean casi automáticas para los egresados de las normales. Refunfuñan y echan pestes del gobierno pero quieren seguir también pegados al presupuesto. 
Es increíble que para los maestros disidentes no exista gobierno bueno, y sin embargo, les guste vivir dentro del sistema educativo público, que tiene que ser administrado por el gobierno y que es pagado con recursos de los impuestos del pueblo.
Dos cosas pelean con mayor ahínco los Cetegistas: la permanencia en sus plazas para que no los remuevan aunque reprueben los exámenes y la entrega de más plazas a los normalistas. O sea la vaca que los mantiene. A la que quieren seguir exprimiendo y heredar a sus familiares. Por eso, hoy que ven al animal vacuno cerca del desfiladero sienten amenazado su bienestar y futuro. Tan grande es la desesperación por mantener la vaca, que no les importa golpear a la educación pública al dejar a sus alumnos sin clases. Mucho menos las garantías de los demás, al no permitir el libre tránsito.  
La metáfora del maestro sabio tiene un final feliz, pero hay otras, en donde por la vaca se pueden hacer muchas cosas, sin importar pasar por encima de los derechos de los demás. No hay duda, que el trabajo más duro que existe es pensar.
Es una lástima que los Cetegistas no aprovechen la reforma educativa para sacar imaginación y creatividad positivas, y solamente conformarse con mantener a una vaca, que ya los quiero ver el día en que se colapsen los sistemas de pensiones. En unas dos décadas veamos que sucede. Esa es la cuestión.

1 comentario:

  1. desgraciadamente . estos maestros de sabios no tienen nada . con solo observarlos el dia de ayer en milenio television,. encapuchados , armados con hachas , palos, machetes, varillas etc. te das cuenta que no van por la reforma educativa , hay otra cosa de fondo. quien los apoya , savemos que estan los radicales de morena y su lider radical lopez obrador pero nadie dice nada.

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