DE ADICTO A ADICTO

Por Ernesto Salayandia García

Amarse a uno mismo

Cosas muy tristes de ésta perra enfermedad
Debo comprender, que mi enfermedad, es emocional, física, mental, tiene que ver con mi personalidad, con mis heridas, heridas profundas del alma que durante mi vida, no supe o no pude trascender, hoy, he aprendido a considerar mi enfermedad, como un alto riesgo, de vida o de muerte y en las mismas circunstancias, están los fármaco dependientes, las víctimas de los trastornos alimenticios, los adictos a sustancias y conductas tóxicas, por supuesto, los codependientes, incluyéndome, los neuróticos, maniaco depresivos y en fin,
todas las manifestaciones de la enfermedad y con ese sello de distinción que la caracteriza, que es la negación, en mi caso, me tardé años, tuve que tocar severos fondos, para aceptar mi alcoholismo, mis adicciones, mis defectos de carácter y todos los patrones de conducta equivocados, por demás nefastos, y en esos fondos, hubo pérdidas, como la pérdida de mi dignidad, de mi imagen, claro, mi autoestima, pérdidas de mi plan de vida, de mis sueños, de mi familia y de mí mismo, yo me perdí a mí mismo, hundido en depresión y con una adicción compulsiva, puse en riesgo mi vida y todo lo que me rodeaba, así de sencillo, fui a dar al hospital en calidad de bulto 4 veces, veces que mi mujer iba embarazada,  me hizo el favor de llevarme, y en una de ellas, cuando el médico internista me vio.- Le dijo.- Señora, no se espante, pero su marido tiene SIDA.- Ese era mi lenguaje corporal y facial.- Gracias a Dios, no tengo SIDA.

La Gloria y el Infierno
Llegué a tener un alto índice de popularidad, el mayor reiting en radio que se ha registrado en el norte del país, México, recibíamos hasta 27 llamadas en un minuto y en 4 teléfonos, tenía un gran equipo humano, entre locutores, operadores, secretarias, asistentes, corresponsales, reporteros, redactores, colaboradores y ganábamos todos los días las noticias explosivas, teníamos un alto poder de credibilidad e influencia, La Voz de Chihuahua, se constituyó en un verdadero líder de opinión, donde desfilaban un mundo de personalidades del mundo de la política, la farándula, los deportes y en sí, de la sociedad en su conjunto.- Lo tenía todo, una posición privilegiada, solvencia económica, una hermosa familia, un trabajo digno, todo, claro, menos a mí mismo, y después de haber sido un drogadicto funcional, un alcohólico trabajador, por favor léase entre comillas, fui totalmente disfuncional, comencé a fallar, dejé de ir al programa, a esas horas, de 6 a 10 de la mañana, o me estaba apenas durmiendo o estaba prendido de la cocaína, el éxito y la vida misma se me fueron de las manos, lo perdí todo, me corrieron por irresponsable, estaba más abajo que del sótano, lleno de deudas, atrapado en la compulsión de las drogas, deprimido, frustrado, lleno de culpa, solo, mi mujer huía del infierno que le daba y me acuerdo de esas noches interminables, cuyo tiempo trascurría muy lento, esos días, negros, opacos, sin alicientes, sin nada de nada, todo se vino abajo, la droga me lo quitó todo y me quedé en la ruina espiritual.

¿Pero por qué me volví adicto?
Comencé a beber desde muy joven, entre los doce y trece años de edad, alimenté mi compulsión y mi dependencia ante el alcohol, fomentadas también por mi fuerte adicción al tabaco, mi ansiedad creció impresionantemente y no tuve una cultura alcohólica, vaya, no aprendí a tomar, tomaba por tomar y lo hice durante más de 35 años, siempre, fue tomar hasta caer de borracho, perdí el sentido de la responsabilidad, era más importante quedarme en la cantina empinando el codo que irme a trabajar, dejé de hacer muchas cosas importantes en la vida por andar en la fiesta, las parrandas eran largas, prolongadas y el cuerpo aguantaba un piano, podía pasar tres días completos de borracho, estar bebiendo como un completo idiota y estar entablado, así, embrutecido se me fue la vida y sufrí todas las consecuencias, sufrí los estragos amargos de ésta maldita enfermedad perversa del alma, enfermedad perra que te roba dinero, tiempo, salud y dignidad.
Me doy cuenta, primero, de mi inmadurez, la ausencia de mi sentido de responsabilidad, porque un borracho como yo, que abandona todo, es un irresponsable, veo también, mi endebleza de carácter, débil, no sabía decir que no y prefería irme con mis amigos que cumplir con mis compromisos, claro, que el tiempo trajo unas crudas horribles, depresiones, trajo también perdidas y consecuencias garrafales, pero cuando llegó la cocaína a mi vida, fue el acabose, todo se multiplicó y se complicó en demasía.

Perdí el piso
Tenía 17 años y era director de El Heraldo de Toluca, el decano del estado de México, una gran oportunidad, estuve al frente durante 7 años, crecí como periodista, pero también como alcohólico, y a esa edad, no medí las consecuencias, no me percaté de lo que venía, ni el riesgo que estaba corriendo, yo creí que todo el tiempo iba a ser de color de rosa y no es así, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, y debo de recordar, mis ausencias, como la del ahorro, la prevención, la prudencia y la sensatez, mi falta de compromiso y mi actitud ante la vida, aunque trabajador, emprendedor, lucho, pero débil ante el alcohol y mi abuela me lo decía a cada rato.- Gordo, tú crees que te tomas el alcohol, pero él te toma a ti.- Tenía sobrada razón, porque en la medida en que trascurría el tiempo, mi alcoholismo iba creciendo y cada vez me ponía borracho más rápido, y cada vez, tenía más consecuencias, nunca llegué a la cárcel, no consecuencias graves, pero sí accidentes de carretera y en la ciudad, si dañé mi cuerpo y ahora sufro los estragos de tanto abuso, sé, entonces de mi soberbia, y de esta perra enfermedad que por poco me mata. Veo, que el alcoholismo provoca en mí una trasformación total, me lleno de defectos de carácter, soy neurótico, egocéntrico, déspota, indiferente, seco, me siento superior a cualquiera, creo que la victoria es mía. Me siento el dueño de la corona y camino como pavorreal.
Somos muchos con el problema y pocos los elegidos
Yo me tardé muchos años en llegar a este programa de vida, vivía en la ignorancia, pensaba que no podría vivir sin mi botella de vodka, sin mis pases de cocaína, ni vivir sin morfina y las pastillas antidepresivas, era propiamente vivir en un callejón sin salida, un laberinto profundo y negro, sin la más mínima posibilidad de vida y hay infinidad de personas que me recuerdan ese pasado, muchos, desfilan por mi estudio, hago lo propio, hablo de mí, les doy el mensaje, pero son contados los que en verdad quieren cambiar de vida, hoy sé, que es de fondos y muchos han fondeado, han llegado a perder sus matrimonios, están en la ruina económica y espiritual, ya los corrieron de sus trabajos, están llenos de deudas, han sido infraccionados en vialidad, muchos más, han estado en la cárcel o el hospital, otros tantos, han vivido los últimos años de un centro de rehabilitación a otro, son en verdad, los contados, los que han elegido el camino de la recuperación y echarle todas las ganas a la libertad, pocos, logran mantenerse limpios, en la primera oportunidad se revientan, se les hace imposible, considerar al alcohol y a las drogas como un enemigo mortal, se dan permiso y consumen, ahí se quedan  hasta que los fondos los hacen recapacitar o los llevan a la tumba. No es un juego, pierdes todo y los daños son irreversibles, tristemente así es la vida, cada quien tiene que vivir y sufrir sus propias consecuencias, por lo que a mí respecta, mis fondos, a mi capacidad, fueron suficientes y solo por hoy, no me drogo, solo por hoy no sufro ni hago daño, solo por hoy disfruto de mi vida, en plena libertad. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario