Obispo pide a la población no tener miedo ante violencia en Guerrero


Chilapa, 7 de septiembre de 2015 (CA). El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, pidió a los feligreses católicos no tener miedo ante la crisis de violencia e inseguridad que se vive en estado y desde hace más de un año en el municipio. Este domingo, el obispo Rangel Mendoza visitó por primera vez el municipio, el cual también es sede de la diócesis. El prelado fue recibido con música de chile frito, flores de cempasúchil. El punto de encuentro fue la glorieta Eucaria Apresa, en el bulevar, ahí lo esperaban cientos de feligreses y por funcionarios del gobierno municipal.

En un toldo dispuesto por el ayuntamiento, secretario general, Aldy Esteban Román, en representación del alcalde, el priísta Francisco Javier García González, junto con la esposa de éste, Érica Álvarez, le dieron la bienvenida oficial al nuevo obispo. De ahí, Rangel Mendoza participó en una marcha rumbo a la catedral. En el templo ofició una misa. En su homilía, Rangel Mendoza habló de la violencia que se vive en Guerrero.
El obispo explicó el significado de su escudo episcopal y lema que lo identificarán durante su gestión en la diócesis Chilpancingo-Chilapa. Dijo que decidió colocar como imagen central la de un Cristo crucificado en referencia a la situación de violencia que vive Guerrero.
El Cristo flagelado, detalló, es el flagelo que vive Guerrero por la violencia generada por la delincuencia organizada pero, también dijo, es por el dolor y las lágrimas de las familias que han sido víctimas. Su lema y la paloma blanca dijo se lo dedicó a la regreso de la paz en el estado. Y del fondo azul del escudo, explicó que lo decidió por las dos catedrales que integran la diócesis, la de Chilpancingo y la Chilapa, están dedicadas a la virgen de la Asunción.
Rangel Mendoza recordó que antes de llegar a Guerrero investigó su historia y encontró con que es un estado con héroes y santos, pero también dijo es una entidad con pobreza, desigualdad y con problemas de inseguridad.
Después pidió a las más de mil personas que abarrotaron la catedral a no tener miedo ante el contexto de violencia que se viven en el estado y a tener fe.
Afirmó que está consciente de la situación que se vive y de que desde la masacre y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala a manos de policías municipales y sicarios del grupo delictivo Guerreros unidos hace casi un año, Guerrero ha estado en la atención mundial. Sin embargo, consideró el obispo, en Guerrero la mayoría de la gente es buena, católica y cristiana.
Dijo que en Guerrero el “león no es como lo pintan” y luego pidió a los periodistas decir las cosas como son porque, dijo, “los periodistas a veces le ponen de más, porque entre más arguende armen con la noticia más les pagan”.
“Pero sabemos que hay problemas, no vamos a ver para otro lado ni meter la cabeza en la tierra, como el avestruz. Ciertamente en Guerrero hay muchas injusticias, mucha desigualdad, en Guerrero existen la pobreza”.
Y dijo sin precisar de quien hablaba: “Hay personas de mal corazón, que son la minoría, hay personas con la intención de hacer problemas, que les conviene que a Guerrero no le vaya bien, que en Guerrero hay dificultades, pero no lo vamos a permitir”.
Después les dijo a los feligreses que utilicen tres armas: la oración, el dialogo y la democracia. En el segundo punto pidió a las autoridades hablar con la verdad para que el pueblo pueda confiar en ellos y del tercer punto dijo que es necesaria para que haya educación, empleos y en consecuencia estabilidad política, social y económica.
Al finalizar la liturgia, el obispo se fue a comer a su salón de fiestas con parte de la clases política del municipio, priístas principalmente, como el alcalde electo, Jesús Parra García, la diputada federal Verónica Muñoz Parra, la diputada local electa, Flavia García García y regidores salientes. A las demás personas que participaron en el recibimiento a Rangel Mendoza les dieron tortas en las instalaciones de obispado, que muchos de ellos se las comieron sentados en las banquetas.

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