MEMORÁNDUM

*** La importancia de una buena reputación.

Gerardo Ruano Cástulo
Dada la situación preocupante de inseguridad que se vivía en la región. Los habitantes de aquel poblado decidieron organizarse. Cerraron todos los accesos y colocaron un módulo de vigilancia, en el que se revisaba a todos los visitantes y se decidía quien entraba o no. De hecho, casi nadie foráneo entraba al pueblo. La guardia estaba preparada para cualquier contingencia y las revisiones eran muy escrupulosas. 

Todo giraba en ese ambiente tenso, hasta que de pronto apareció un personaje diferente a la puerta. Venía acompañado de algunos amigos. Cuando estuvo frente a la guardia. Justo antes de que le marcaran el alto, alguien gritó desde la torre de vigilancia: “Es el pescador, es el pescador”.
De inmediato, los de la guardia le abrieron el paso. No hubo revisión. La gente comenzó a salir de sus casas y centros de trabajo. Se trataba de alguien muy especial. Era, nada más y nada menos, que Pedro, aquél humilde pescador, al que Jesús cambió de nombre, para nombrarlo cimiento de su mensaje de crecimiento.
Unos niños, que veían el movimiento de los mayores, preguntaron: “¿Por qué a éste no le revisan, ni le detienen?” Un anciano que pasaba cerca de ellos les respondió: “Es que conocemos las obras y la transparencia como se conduce Pedro”.  (Del taller de la imaginación de JUAN FRANCISCO R.) 
Bien se dice en los Evangelios, que por los frutos los conoceréis. Es decir, que la mejor garantía que puede haber de las personas, es la reputación que se hayan construido. Y bajo esa consideración, creo que el alcalde de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, posee una carrera política transparente y en la que figuran retos y resultados importantes.
Por allá del año 2004, cuando algunos priístas se desprendieron para formar una agrupación política e irse en apoyo del candidato del PRD, Marco Leyva se mantuvo leal y aguantó el temporal. Le tocó vivir la derrota de 2005. Su lealtad y perseverancia lo identificaron. Fueron esas fortalezas, incluidas a su magnífica habilidad política, las que le llevaron más adelante a dirigir al PRI en Guerrero. 
Recibió la dirigencia tricolor en el momento más complicado. Y tal vez algunos ya lo olvidaron, pero fue en su tiempo, cuando su partido recuperó posiciones y se colocó en posición de ganar la gubernatura. Vendrían después otros a dilapidar todo ese terreno ganado.
Marco Leyva demostró que no teme a los retos grandes. Lo mejor, que tiene el talento y capacidad para sacarlos adelante. No es casual, que en su momento, haya sido nombrado delegado de INFONAVIT en la entidad. Y creo, que gran parte de su llegada a la alcaldía capitalina, radica en su capacidad para sumar y tejer buenas relaciones. Sin olvidar, la lealtad y transparencia que le han acompañado.
Recordar aquí, que la elección no fue un flan, puesto que inició abajo en las encuestas. Y al final de cuentas, contó en demasía la buena reputación que ha construido. Poco contra-voto tenía. Era quien menor grado de rechazo poseía. 
Hoy, desde la presidencia municipal, en medio de las limitaciones económicas, ha puesto imaginación. Comenzando por mantener el contacto con la gente. En colonias y comunidades. Ha emprendido acciones de limpieza y desazolve del Río Huacapa, donde se le vio en supervisión personal. Puso en marcha, la campaña de limpieza en la colonia Tribuna Nacional. Ha mantenido trabajando al programa de obras, inaugurando la pavimentación de la vialidad  que se ubica a un costado de la escuela de Economía en CU, ya el fin de semana reciente.
Dada su reputación, creo que se deben esperar buenas cosas del gobierno municipal que encabeza el alcalde Marco Leyva. Esa es la cuestión.

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