EL FORAJIDO

Por Abelardo García

Lo que no se dice del asunto de Juan Angulo y su presentación ante el juzgado

Desgraciadamente lo cultural prevalece en el actuar de todos y más en aquellos en el que este trasciende más allá de un liderazgo de personalidad que llama la atención o que ocupan un lugar importante en la atención del público o de las mayorías o sector.
El caso es que nuestras leyes no incluyen la inmunidad por esto para que a diferencia del ciudadano común se eximan de cumplir con los ordenamientos y procedimientos que tiendan a que esta prevalezca sean el asunto que sea, dígase jurídico penal, civil, mercantil o como se le quisiera definir.
En toda profesión existen riesgos y más en estos tiempos de incertidumbre social en la que la delincuencia organizada ha rebasado a nuestras instituciones, por lo que es prudente que todos los que nos dedicamos a ejercer una actividad que provoque reacciones a grupos y a personalidades, tengamos el nivel de respetar o de no ser tan crudos en los señalamientos y cuestionamientos para no provocar ese monstruo de la agresividad que ha colocado a nuestro estado como uno en los que las incidencias en cuanto a la agresión de periodistas más se dan.
En esto existen ciertos factores culturales en las concepciones de los informadores en los que de manera equivocada se auto ceden cierto grado de impunidad para hacer uso de la libertad de expresión sin limitantes de respetos a los aludidos, los que en ocasiones tampoco lo hacen en las respuestas y que también hay que verlo de manera cruda en los primeros se pierde la objetividad, el profesionalismo y la ética que nos debe de obligar a conducirnos a todos y más a los que nos dedicamos a escribir para informar a la sociedad de los aconteceres sociales, políticos y culturales entre otros.
El asunto del director del sur el buen amigo Juan Angulo reviste serias irresponsabilidades de las partes, que a pecho personalistas se involucran en un jaloneo en el que la sociedad y los sectores se ven inmersos y que de alguna manera se refleja ese antagonismo e interés de demostrar como uno puede denostar y terminar con la autoridad y el valor de respeto del otro y que los propios sectores le han otorgado en la práctica natural del ejercicio de sus actividades.
El caso es real, se involucran los actores en actividades ilícitas o son factores de deslindar o facilitar la transparente aplicación de la justicia, es justo, congruente y procedente, la participación natural, voluntaria u obligada en cualquier tipo de proceso, independientemente de la profesión que ejerza incluyendo cargos públicos de elección popular o administrativos, porque como lo propuso don Ignacio Manuel Altamirano, uno de los decanos del periodismo en esta hermosa y muy golpeada patria nuestra. “Es deber de todos los mexicanos rendir culto a la libertad” y si en esta se incluye la de los inocentes o culpabilidad de los iniciados, pues es justo, prudente y procedente que todos comparezcamos cuando se nos requiera para que la justicia prevalezca y más aún cuando se trata de un asunto que reviste el interés más allá de lo común, como es el caso del esclarecimiento del asesinato de un presidente del Congreso y de la personalidad política académica de Don Armando Chavarría que debe sin duda esclarecerse por motivos de salud pública y social.
El ejercicio del periodismo o de la propia libertad de expresión en el país y propiamente en el estado es de un medio nivel bajo, que como se dice en los dichos comunes del vulgo poblacional, en este caso no hace el hábito al moje sino el monje hace al hábito y con la sola oportunidad de que alguna empresa nos dé espacio de escribir sin experiencia académica alguna y con el solo hecho de que el que lo haga se atreva a suscribir notas o trabajos que nos vendan el periódico fácilmente se le otorga la toga y la credencial nombramiento que les permita tener por un lado el acceso a las fuentes oficiales y por otro una equivocada impunidad con la que soslaye e ignore los preceptos de las leyes contradiciendo todo aquel de respeto de ética y de trato justo y de equidad que nos otorga la libertad de expresión que simplemente nos reza, tu libertad termina precisamente en donde inician mis derechos en los que se incluyen definitivamente el respeto a las personas y su privacidad. Que ni qué.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario