Falconario

Por Jorge Luis Falcón Arévalo/ Grado Cero Press.

Acapulco indefenso

Acapulco, ha sido arteramente golpeado por huracanes y terremotos, que dañaron estructuras de edificios, casas y calles.  Se logró no la recuperación debida, por el desvío de los dineros, principalmente en los efectos catastróficos del huracán “Paulina”.
Acapulco, cuya movilidad económica noctámbula lo es las discotecas y sitios de bares y de esparcimiento para alegrar el espíritu y desfogar esas energías que se acumulan y estresan el alma. Vida nocturna, pues.
Hoy, nada sucede los hechos que demarcan violencia ante una autoridad ausente -por muchos factores, hasta de complicidad si se desea la especulación- no ha dado una explicación a la sociedad de lo que sucede y acontece. Bueno ni los escribanos empleados  de pago por nota, tratan de defender al edil porteño ex cabrón -perdió el proceso electoral pasado- o al menos de salvaguardar la vapuleada que le propina la sociedad empresarial, la sociedad de turismo, la sociedad trabajadora y la comunidad que desea un Acapulco de ganancias y captación de divisas. La activa
Hoy vemos un Acapulco, solo, contrariado, aislado, desguarnecido; clausurado por circunstancias conocidas de sobra por la sociedad; pero encubierta por esa misma autoridad que mintió ante la creencia de  tiempos mejores.

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