MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo 
 *** Ángel Aguirre y el reto de la transparencia

. La transparencia y la rendición de cuentas siguen siendo las asignaturas, en donde los políticos no han entregado buenos resultados. A pesar de que existen instituciones y una ley que exige un manejo claro de las finanzas públicas, el imperio de la discrecionalidad sigue reinado en el estado de Guerrero. La información que fluye hacia la sociedad está debidamente filtrada, para que solamente se conozca lo que los políticos quieren que se sepa. Y si hablamos de rendición de cuentas, sale a flote la pestilencia de la corrupción. No en vano, la entidad sigue ocupando los penosos primeros lugares en materia de deshonestidad. Así es.
En materia de imagen pública y marketing existe una máxima que dicta: “No se puede cambiar lo que no se ha medido”. Sin embargo, en el caso de Guerrero, dados los múltiples estudios que revelan el alto grado de corrupción que percibe la ciudadanía, se debería agregar: “Que no se habrá de cambiar, lo que no se quiere”. Y es que, siendo sinceros, existen indicios claros de que no se pretende cambiar el estado de cosas, a efecto de mejorar en los rubros de transparencia y rendición de cuentas. No hay señales claras de que se vaya en la ruta de un objetivo exitoso. El liderazgo del Gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, hoy es cuando debiera salir a flote. No solamente para fortalecer a las instituciones que buscan erradicar la opacidad y la corrupción. Sino en el sentido de implantar el ejemplo. Tal y como lo hizo durante su primera etapa como gobernante, cuando impulsó y creó el Consejo Ciudadano para la adquisición y vigilancia de la obra pública. Lo que al parecer, no se ha concretizado en la actual administración. Y debiera ser así, porque el gobierno Aguirrista no escapa a las fuertes críticas en el terreno de la falta de transparencia. En su momento, sufrió los embates por el supuesto nepotismo de su gobierno, teniendo que hacer modificaciones en su estructura gubernamental para sacudirse ese tipo de presiones. En el rubro de la obra pública, los comentarios están a la orden del día. Se especula sobre la forma y a quienes se están entregando los principales proyectos de obra pública. No olvidar aquí, que en su momento se cuestionó al director del Instituto Guerrerense para la Infraestructura Física Educativa, por sus siglas IGIFE, por su forma poco transparente con que supuestamente habría venido asignando la construcción de escuelas. Tampoco se puede obviar, que existen grandes proyectos como el de Lomas de Chapultepec que vendrá a mejorar notablemente el abasto de agua en el puerto de Acapulco, y que sería importante, por la cantidad de recursos que representa, que se disipen las dudas, de que dicha obra es ejecuta por una constructora afín al director de la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero, por sus siglas CAPASEG. Ángel Aguirre Rivero, en su actuar como gobernante, en los estudios de opinión que han aplicado diferentes consultorías locales, sale evaluado de manera positiva. Señal clara de que la gente confía en su liderazgo. Y en ese sentido, es evidente que se espera la concretización de un órgano de vigilancia, que no solamente venga a cubrir el requisito, sino que realmente haga imperar la transparencia. En un estado, en donde las cifras hablan del dominio de la opacidad y la corrupción, no hacer nada, es convertirse en cómplice de éstas prácticas nefastas. Por eso se impone, que el Gobierno Aguirrista marque el rumbo en la dirección de mejorar esa penosa situación. Comenzando por transparentar su gobierno en la adquisición y vigilancia de la obra pública. No hacerlo así. El día de mañana, podría degenerar en un fuerte cáncer, con un final poco feliz para su gestión. Esa es la cuestión.

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