MEMORÁNDUM

Por Juan Antelmo García Castro

*** EL DOLOR Y EL APRENDIZAJE. (EN UN DÍA ESPECIAL)

Hoy es un día especial. Hace algunos ayeres inició mí historia personal. Y quiero celebrar el don excepcional de la vida, compartiendo con usted amigo lector, una de las situaciones más extraordinarias que me han pasado en ésta formidable experiencia humana. Se trata del momento decisivo. Aquél cuando estuve en reposo obligado por un padecimiento hepático grave. No cabe duda, puedo decirlo por vivencia propia, que el dolor es una gran vía de aprendizaje.

Así es. El ser humano posee dos poderosos soberanos: el placer y el dolor. Son ellos, los que le motivan a tomar decisiones en la vida. Tanto para bien, como para mal. Conozco ejemplos de personas, que una vez arriba del barco del placer, lo enfocan hacia cosas que les dañan la mente, el cuerpo y el espíritu. En tanto, existen quienes ven el placer, como la posibilidad de satisfacer esa necesidad de ser mejor cada día. Las personas extraordinarias, son aquellos que por placer viven de manera sana, productiva y aportando en bien de los demás. Por el placer de ser feliz, es lo que mueve a las personas que han encontrado el verdadero propósito de su vida.
En cuanto al dolor, no es fácil sufrirlo en carne propia. Las perdidas nos lastiman. Ya sea en el terreno sentimental, material o corporal. Una situación así, puede llevar a la gente a tomar buenas o malas decisiones. Puede fortalecer o hundir al ser humano. En todos los casos, la decisión es personal, con relación a la forma de asumir una situación complicada. Afortunadamente, hoy gracias a la magia de la intenet, son muchos los mensajes a favor de que el dolor se vea como una experiencia extraordinaria para crecer.  
En un momento de tal magnitud, pasan muchas cosas por la cabeza. Tal y como me sucedió, cuando estuve en reposo total a consecuencia del desorden alimenticio que llevaba. El hígado no aguantó más la tortura y me obligó a recibir sendos tratamientos que me tuvieron postrado por más de un mes. En aquél momento, busqué el lugar y la forma en que se había roto el hilo de una buena vida. Me di cuenta, que el dolor era una magnifica vía para aprender. Estoy consciente, de que en aquella ocasión me pude haber despedido del mundo. En una forma inútil. Por eso, opté por sacar lo mejor del dolor. Aprender y buscar el lugar desde donde puedo intentar dar algo positivo a los demás. Ese espacio que me haga sentir verdaderamente feliz.
Al final de cuentas, la única verdad que conozco, desde aquella ocasión, es que todos estamos en éste mundo para ser felices. Los caminos son diferentes y variados, más el objetivo es el mismo. El caso es, que ese padecimiento, ha sido una de las mejores experiencias de la vida, que me han pasado en los últimos años, y es, la que más me ha ayudado a crecer.
En breve se cumplirán cuatro años de ese hecho que marcó mi vida. Lo recuerdo en éste día especial, porque a partir de aquél momento, hice el compromiso de tomar las decisiones ahora movido por el placer de estar y vivir mejor. De ese tiempo a la fecha, mi alimentación es súper, y me he despedido de 18 kilos excedentes de peso que tenía.
Si bien, en éste año pasé a quirófano, por la vesícula que quedó afectada, llegué a esa cita, con una actitud fortalecida y con una ruta nueva en la vida. Hoy me interesa compartir la experiencia, con la intención de aportar algo que sirva a los demás. Y que mejor día, que en el marco de mi cumpleaños, cuando con toda alegría puedo decir, que la vida es una experiencia única, excepcional y fenomenal. El dolor me dio las enseñanzas. Usted amigo lector, mi sugerencia, por favor, opte por el placer de ser feliz. ¿Para qué esperar a estar postrado o en un quirófano? Esa es la cuestión.

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