TRAZOS…TIME

*De la despensa al autoempleo

Federico Nogueda
La despensa se convirtió en una cultura de las clases populares en un modo de vida y de operación, tanto para subsistir como para controlar a los demás.

Esa transición que plantea el secretario de Desarrollo Social federal Luis Enrique Miranda Nava, de acuerdo a las nuevas políticas sociales internacionales para combatir la pobreza extrema, en la teoría suena práctica y eficaz siempre y cuando se siga combatiendo el fenómeno de la corrupción.
Está comprobado que el fenómeno de la corrupción en nuestro país es el principal freno para el despegue del desarrollo social, como en otros ámbitos sociales, los programas que se siguen llevando acabo están cuestionados por los desvíos de recursos que se hacen.
Desarrollar proyectos de autoempleo para dejar atrás a la despensa es lo que todos los sectores siempre han planteado, no es nada nuevo, lo novedoso será que ya se empiecen a implementar para ir observando resultados.
Este planteamiento se asemeja como aquel dicho que dice que no le regales el pescado todos los días a tu prójimo, mejor enséñalo a pescar para que el mismo se sostenga y no dependa del donador. 
Para Luis Enrique Miranda plantea una mayor agresividad ya que según el proyecto es superar los programas asistencialistas por un desarrollo de auto empleo mediante la dotación de herramientas para producir. 
Eso es magnífico per ¿hasta qué punto puede ser real? El secretario de Desarrollo Social plantea en el pasada tercera Sesión Ordinaria de la Comisión Nacional de Desarrollo Social, que se llevó acabo en Acapulco que esto incluiría a los indígenas, niños y mujeres, a los de capacidad deferente, ya que para él son el rostro de la pobreza. 
El detalle vuelvo a insistir que los rostros de la pobreza están ligados con el fenómeno de la corrupción y la falta de capacidad de algunos que operan estos programas, son los más insensibles a la hora de operarlos, en ves que fuera al revés, hay clientelismo, preferencias y más vicios que dañan a estos programas. 
El único camino para que funcione bien este nuevo proyecto de inclusión social es, que no solo estén supervisados sino supra-revisados, es decir revisar a los que revisan también y de aplicar la Ley sin distingos partidistas, solo así, de lo contario todo quedará en el discurso como es una costumbre.
La idea sería cambiar los métodos de aplicación a la hora de operarlos, mayor disciplina y obediencia, que dejen de tener un sentido electorero y coyuntural, que se aparten de esos vicios, sino nadie va a creer en ellos, solo serían como dice el dicho popular: ‘es la misma gata, nada más que revolcada’.

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