APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

Por Jeremías Marquines

Pero 196 mil 615 dijeron NO

El ex candidato derrotado del PRI, Manuel Añorve anunció su regreso al cargo de alcalde de Acapulco que dejó para probar suerte en una aventura electoral. Está en su derecho. Regresa a pesar de que la mayoría de los que emitieron su voto en este puerto lo hicieron en su contra por sus malos resultados como gobernante.
Sin embargo, está bien que regrese para que rinda cuentas ante la Contraloría General del Estado por el desmedido endeudamiento de casi mil millones de pesos en que sumió al ayuntamiento de este municipio en año y medio de ejercicio, para que explique el desmedido derroche de dinero público para pagar a medios de comunicación impresos y electrónicos. No debe haber impunidad.
Como era de esperarse, Añorve sustenta su regreso al decir que más de 110 mil acapulqueños votaron en su favor, pero deliberadamente obvia decir que casi 200 mil lo rechazaron; para ser exactos: 196 mil 615 no están de acuerdo en que vuelva. En la democracia la mayoría impone su veredicto.
Como cualquier bribón irredimible, Añorve no aprendió la lección de los votos. Se niega a entender que la gente votó contra la mentira, la infamia y la manipulación. Ahora de nueva cuenta vuelve a recurrir a la mentira y a la desviación de la realidad porque pretende llegar como héroe a ocupar el cargo de alcalde que nunca debió de abandonar por una ambición personal.
Otra vez, las y los ciudadanos vuelven a ser testigos del derroche de los dineros públicos. Se presume que desde el gobierno municipal (porque no aparece responsable de la publicación) se ordenó la inserción de desplegados de organizaciones afines para clamar por su regreso, lo mismo que el pago de una plana completa para agradecer por el voto que recibió. Ahora su campaña es por legitimarme en la derrota y desdibujar las marcas de su humillante fracaso.
Añorve quiere volver porque piensa hacer del ayuntamiento de Acapulco su trinchera particular para desde allí buscar su revancha contra Ángel Aguirre y “todos los traidores” que no lo apoyaron. El ex candidato del PRI es un mal fingidor. Quiere reír pero le gana la frustración y el rencor. No acepta la realidad ni quiere aceptar su derrota. Abandonado por sus líderes nacionales, ahora es sólo un bravucón que junto a un grupo de pandilleros busca apertrecharse en el palacio de Acapulco para lanzar piedras.
Añorve no acepta que perdió por mentiroso. Que perdió porque también fue engañado por sus propios operadores que le robaron el dinero. Millones de pesos destinados para la compra del voto o la movilización se quedaron en unas pocas manos. El dinero no bajó a los líderes seccionales y el que bajó no se repartió como se debía. Hoy, muchos priístas acusan a los del primer círculo de Añorve de haberse transado la lana de la campaña. Y otros más, culpan al alcalde José Luis Ávila de echar a perder el gobierno, de no saber operar bien para ayudar a su jefe. Todos se culpan y como todos tienen la culpa de la derrota del PRI, Añorve prepara una limpia de traidores a su regreso.
Don Manuel quiere regresar al ayuntamiento para pagar sus deudas de campaña y capitalizarse. Muchos de sus cercanos le han dicho que Acapulco es una vaca que todavía se le puede ordeñar más. Le han dicho que es un error que se quede sin cargo alguno. Le dicen que con el capital de votos logrado puede optar por una senaduría. Le dicen que se puede convertir en el caudillo priìsta guerrerense del siglo XXI, le dicen que es la nueva cara del priísmo, le dicen muchas otras cosas más, pero lo que en realidad quieren es seguir depredando los dineros públicos de los acapulqueños, seguir cobrando el 10% de la obra pública, seguir disfrutando de los beneficios de ser gobierno porque saben que en adelante nunca más van a volver a gobernar Acapulco.
 LA CONTRA
Luego del triunfo absoluto de Ángel Aguirre en las elecciones para gobernador, los mercenarios y los ladinos de la prensa local, se han puesto de nuevo su disfraz de objetivos. Algunos que no tuvieron empacho en mostrar su parcialidad hacia el candidato del PRI, hoy hasta entrevistas de plana y media le dedican al virtual gobernador con el afán de chantajear en el futuro por sendos convenios publicitarios inmerecidos…. La lección que dejó la pasada campaña electoral en Guerrero en lo que se refiere a la acción infame de la mayoría de los medios de comunicación, obliga a replantear y actualizar la política de comunicación social del nuevo gobierno. Se tiene que dejar de gastar millones de pesos en pagar a medios de comunicación que viven dependientes del erario público. Hay formas más creativas y menos onerosas para comunicar a los ciudadanos la información gubernamental con mayor efectividad. Se tiene que tomar en cuenta que los medios impresos en Guerrero sólo llegan a menos del 1% de la población. Se tiene que abandonar por ofensivo el culto a la personalidad del mandatario, lo que importa son los resultados de gobierno, no la foto en portada del mandatario en reuniones insulsas o entregando alguna dádiva. Ese tipo de comunicación pertenece a un pasado oprobioso, alimenta la corrupción y alienta la chayotecracia… El gobierno estatal debe dejar el paternalismo con los medios y suprimir, por denigrante, el corrupto fondo para periodistas porque promueve la dependencia, la manipulación y el sometimiento… Los medios de comunicación de Guerrero deben hacerse responsables de pagar bien a sus trabajadores y garantizarles las prestaciones sociales a que tiene derecho. No tiene el gobierno por qué destinar dinero público de todas y todos los ciudadanos para cubrir obligaciones que corresponden a empresas privadas como los son los medios y sus trabajadores… En todo caso el gobierno estatal debería alentar a la profesionalización del ejercicio periodístico para limitar el gran número de charlatanes y habilitados que hoy se escudan y denigran el oficio periodístico. A como está actualmente la prensa de Guerrero, no le sirve a la sociedad porque vive a expensas del poder público y del estado de ánimo del gobernante.

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